Revista
Impacto |
|
|
Estudios
Biblicos |
|
Poder Por
La Oración
Por E. M. Bounds
Capitulo:
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
8.
9.
10.
11.
12.
13.
14.
15.
16.
17.
18.
6. El Ministerio Fructífero
La causa principal de mi pobreza e ineficacia es
debido a una inexplicable negligencia en la oración.
Puedo escribir, leer, conversar y oír con voluntad
presta pero la oración es más íntima y espiritual
que estas cosas y por eso mi corazón carnal
fácilmente la rehuye. La oración, la paciencia y la
fe nunca quedan sin efecto. Hace tiempo que he
aprendido que si llego a ser un ministro será por la
oración y la fe. Cuando mi corazón está en aptitud y
libertad para orar, cualquier otra tarea es
comparativamente sencilla.
Richard Newton
Es necesario establecer como un
axioma espiritual que en todo buen ministerio la oración
es una fuerza dominante y manifiesta no sólo en la vida
del predicador, sino en la espiritualidad profunda de su
obra. Un ministro puede ser todo lo dedicado que se
quiera sin oración, asegurar fama y popularidad sin
oración; toda la maquinaria de la vida y obra del
predicador puesta en movimiento sin el aceite de la
oración o con un poco apenas para engrasar alguno de los
dientes de las ruedas, pero ningún ministro puede ser
espiritual y lograr la santidad del predicador y de su
pueblo, sin la oración como fuerza dominante y
manifiesta.
El predicador que ora tiene la
ayuda efectiva de Dios en su obra. Dios no muestra su
presencia en la obra del predicador como cosa natural o
en principios generales, sino que viene por la oración
urgente y especial. Que Dios puede ser hallado el día
que le busquemos con todo el corazón, es tan cierto para
el predicador como para el penitente. Un ministerio
donde hay oración es el único capaz de poner al
predicador en simpatía con el pueblo. La predicación le
liga tanto a lo humano como a lo divino. Sólo el
ministerio donde hay oración es idóneo para los altos
oficios y responsabilidades de la predicación. Los
colegios, el saber, los libros, la teología, la
predicación, no pueden hacer por el predicador lo que
hace la oración. La comisión para predicar dada a los
apóstoles fue una hoja en blanco hasta que no la llenó
el Pentecostés pedido en oración. Un ministro devoto ha
ido más alla de las regiones de lo popular, es más que
un hombre ocupado de actividad mundana, de atractivo en
el púlpito. Ha ido más allá del organizador o director
eclesiástico hasta alcanzar lo sublime y poderoso, lo
espiritual. La santidad es el producto de su obra; los
corazones y vidas transfiguradas son el blasón de la
realidad de su trabajo, de su naturaleza genuina y
substancial. Dios está con él. Su ministerio no se
proyecta sobre principios mundanos o superficiales.
Tiene grandes reservas y conocimientos profundos de los
bienes de Dios. Su comunión frecuente e íntima con Dios
de su pueblo y la agonía de su espíritu luchador le han
coronado como un príncipe en el reino de Dios. El hielo
del simple profesional se ha derretido con la intensidad
de su oración.
Los resultados superficiales del
ministerio de algunos, la inercia del de otros, tienen
que explicarse en la falta de oración. Ningún ministerio
puede alcanzar éxito sin mucha oración, y esta oración
ha de ser fundamental, constante y creciente. El texto,
el sermón han de ser la consecuencia de la oración. Su
cuarto de estudio ha de estar bañado en oración, todos
los actos impregnados de este espíritu. "Lamento haber
orado muy poco", fue la expresión de pesadumbre que tuvo
en su lecho de muerte uno de los escogidos de Dios,
remordimiento que nos entristece tratándose de un
predicador. "Deseo una vida de muy grande, profunda y
verdadera oración", decía otro predicador notable. ¡Que
esto digamos todos y para ello nos esforcemos!
Los genuinos predicadores de
Dios se han distinguido por esta gran característica:
han sido hombres de oración. A menudo difieren en
algunos rasgos, pero han coincidido en el requisito
central. Quizás han partido de diferentes puntos y
atravesado distintos caminos pero están unidos en la
oración. Para ellos Dios fue el centro de atracción y la
oración ha sido la ruta que los ha conducido a él. Estos
hombres no han orado ocasionalmente ni en cortas
proporciones a horas regulares, sino que sus oraciones
han penetrado y formado sus caracteres; han afectado sus
propias vidas y las de otros, y han formado la historia
de la iglesia e influenciado la corriente de los tiempos.
Han pasado mucho tiempo en oración, no porque lo
marcaran en la sombra del reloj o las manos de un reloj
moderno, sino porque para ellos fue una ocupación tan
importante y atractiva que difícilmente la abandonaban.
La oración para ellos ha sido como fue para Pablo, un
ardiente esfuerzo del alma; lo que fue para Jacob, haber
luchado y vencido; lo que fue para Cristo "gran clamor y
lágrimas". "La oración eficaz" ha sido el arma más
poderosa de los soldados más denodados de Dios. "Orando
en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu,
y velando en ello con toda perseverancia y súplica por
todos los santos". Lo que se dice de Elías respecto de
que "Era hombre sujeto a pasiones semejantes a las
nuestras, y oró fervientemente para que no lloviese, y
no llovió sobre la tierra por tres años y seis meses. Y
otra vez oró, y el cielo dio lluvia, y la tierra produjo
su fruto"--, incluye a todos los profetas y predicadores
que han guiado hacia Dios la generación en que han
vivido, dando a conocer el instrumento por el que han
hecho maravillas.
Volver al Principio
|
|
|
|
|