LOS
JUDAIZANTES
Y EL APÓSTOL
PABLO
(Las 7 leyes
de Noé y el
Concilio de
Jerusalén)
Introducción.
Tratar sobre
el tema de
"judaizar"
no es cosa
fácil para
nosotros que
hemos
accedido a
la fe de
Jesús -al
que hemos
reconocido
como el
Mesías de
Israel-
desde el
ámbito
gentil o no
judío.
Cuando digo
gentil (goy
en hebreo)
me estoy
refiriendo a
que si el
mensaje del
Señor es
primeramente
para los
judíos: "A
estos doce
envió Jesús,
y les dio
instrucciones,
diciendo:
Por camino
de gentiles
no vayáis,
y en ciudad
de
samaritanos
no entréis,
sino id
antes
a las ovejas
perdidas de
la casa de
Israel"
(Mateo
10:5-6) y "Porque
no me
avergüenzo
del
evangelio,
porque es
poder de
Dios para
salvación a
todo aquel
que cree;
al judío
primeramente,
y también al
griego"
(Romanos
1:16),
nosotros
como
gentiles,
esto es,
como no
pertenecientes
a la familia
física de
Israel (para
ello según
la Ley judía
hay que ser
hijo de
judía
-ni siquiera
vale con ser
hijo de
judío y de
madre
gentil-)
hemos sido
invitados a
ser
injertados
en ese árbol
que es
Israel por
medio de la
conversión
al Mesías:
"Porque
si tú
(gentil o
goy)
fuiste
cortado del
que por
naturaleza
es olivo
silvestre
(el
paganismo),
y contra
naturaleza
fuiste
injertado en
el buen
olivo
(esto es, en
el pueblo de
Israel por
la
conversión),
¿cuánto más
éstos, que
son las
ramas
naturales
(los
judíos),
serán
injertados
en su propio
olivo?"
(Romanos
11:24).
Nos cuesta
pues leer el
"judío"
Nuevo
Testamento
-con un
mensaje
universal-
sin
quitarnos
las gafas
gentiles o
romanas que
en algún
caso nos
pusieron
como
gentiles
cuando
nacimos, y
que
conservamos
en muchos
casos cuando
nos
convertimos
a Yeshua
(Jesús) el
Mesías de
Israel.
Resulta por
esto más que
interesante
leer los
comentarios
de los
judíos (Sean
éstos o no
conversos al
que nosotros
consideramos
su Mesías:
Yeshua)
cuando,
analizan,
traducen o
simplemente
hablan del
Nuevo
Testamento.
Los judíos
que leen el
Nuevo
Testamento o
Nuevo Pacto
a nada que
sean
honestos y
lo hagan sin
las pasiones
y recelos
que les
produce el
simple
nombre de
Jesús o de
Cristianismo
(debido al
malísimo
testimonio
que durante
1800 años
les han dado
ciertas
religiones
mayoritarias
que se hacen
llamar
cristianas)
enseguida
detectan que
es un libro
judío,
escrito por
judíos,
sobre temas
judíos, con
una
mentalidad
plenamente
judía. Si
alguien sabe
francés
existe una
traducción
de la Biblia
de un judío
llamado
André
Chouraqui,
rabino judío
ortodoxo
francés,
traductor de
la Biblia
(Antiguo y
Nuevo
Testamento)
en versión
judía.
Alguno de
sus
comentarios
ya los
escribo en
otra parte
de esta WEB,
pero los
repito aquí:
"Yeshua,
portador de
un anuncio
de
redención,
aspira a
cumplir la
Torá, no a
suprimirla:
la verdadera
piedad exige
una absoluta
sinceridad,
un amor
infinito
hacia ADONAI
y hacia el
prójimo. La
oración que
enseña a sus
discípulos,
el "Padre
Nuestro"
(Matyah
6:9-13 -
Mateo
6:9-13) une
dos textos
que los
judíos
recitan
cotidianamente
en las
liturgias,
el Qadish y
los Semonei
´Esrei o
"Dieciocho
bendiciones".
(La Bible
Chouraqui,
Liminaire
pour un
Pacte neuf;
pág. 1870)
Hablando de
Pablo, este
mismo autor,
que se dice
a si mismo "al
parecer, el
primero en
Israel en
haber
traducido y
comentado el
conjunto de
los textos
del Nuevo
Testamento",
nos dice: "A
diferencia
de una
importante
facción del
judaísmo
helenizado,
Pablo jamás
rompió con
sus raíces
hebraicas y
rabínicas, y
permanecerá
inquebrantablemente
fiel hasta
la muerte a
Elohim y al
Pueblo de
Israel: Como
en el caso
de Iéoshua,
fue
condenado a
muerte por
los romanos
en tanto que
judío
rebelde. A
pesar de su
antilegalismo
(...) Pablo
fue toda su
vida un
judío
ferviente y
practicante.
Encontraba
en las
comunidades
judías de la
Diáspora una
acogida
generalmente
abierta. La
cronología
de sus
viajes se
fija en
función de
las fiestas
judías. La
resistencia
que los
fariseos,
cuando
pueden,
oponen a su
acción, era
normal en el
enfrentamiento
general
entre sectas
(judías) de
su tiempo
(...) En
nuestros
días todavía
un rabino,
de la
obediencia
que sea,
ortodoxo,
conservador
o liberal,
jamás es
acogido sin
reservas ni
riesgos en
la sinagoga
de una
tendencia
que no sea
la suya"
(La
Bible
Chouraqui,
Lettres de
Paulos; Pág.
2182).
Como resumen
de lo dicho,
tan solo al
menos el
intento de
hacer ver
que como
gentiles que
somos, sin
parte ni
beneficio de
la riquísima
y milenaria
cultura
judía y su
herencia
religiosa,
difícilmente
podremos
entender y
leer el
Nuevo
Testamento
como lo que
es: Un libro
judío.
Estudiando
judaísmo
apenas
podemos
vislumbrarlo,
debido a las
gafas
"romanas" y
"romanizadas"
que hemos
heredado, o
simplemente
-si somos
honestos- a
nuestra
desgraciada
en muchos
casos
Judeofóbia
heredada
culturalmente,
seamos
católico-romanos,
protestantes
o
evangélicos
o de
cualquier
otro grupo
llamado
"cristiano".
Y esto es
importante
para el
estudio que
pretendo
desarrollar
a
continuación.
La
conversión
al judaísmo.
Los
"prosélitos
de la
puerta" y
los
"prosélitos
de la
justicia".
Cuando un
judío habla
de que
alguien es
"judío" se
está
refiriendo a
una persona
que,
habiendo
nacido de
madre judía
(de vientre
judío) ha
sido
circuncidada
al octavo
día conforme
al ritual
establecido
por la ley
de Moisés.
Es por esto
que a los
verdaderos
judíos les
molesta
enormemente
la cantidad
de "tarados"
(que es lo
que son)
que,
proviniendo
del
cristianismo,
hoy en día
se refieren
a si mismos
como
"judíos" en
la mayor de
los casos
por
ignorancia.
(NOTA:
no
estamos
hablando
aquí de la
manera en
que Pablo
nos llama a
los gentiles
que hemos
abrazado la
Ley del
Mesías
"judíos"
interiormente
o cosas
similares,
sino de lo
que para el
judaísmo ha
sido y es un
judío hoy y
hace 2000
años).
Si un goy
(gentil) se
acerca a un
rabino judío
y le dice
"quiero
convertirme
al
judaísmo",
lo más
probable es
que
primeramente
el rabino
analice bien
el porqué de
dicho deseo,
y que le
explique,
tras un
minucioso
estudio del
tema, que no
es necesario
que se
circuncide
ni que
guarde los
más de 600
mandamientos
que todo
judío debe
guardar
según la Ley
de Moisés,
sino que le
basta, para
agradar al
Dios de
Israel, el
cumplir lo
que ellos
llaman las
7 leyes de
Noé (que
enseguida
analizaremos),
y pase así a
convertirse
en un
Noéjida
o "Prosélito
de la puerta",
a diferencia
del que
siguiendo
adelante por
las razones
que sean,
desea
pertenecer
100% al
pueblo de
Israel,
circuncidarse,
y guardar
toda la Ley
de Moisés,
al que
llaman "Prosélito
de la
justicia".
Insisto en
que un
rabino
primeramente
tratará de
hacer notar
al gentil
que no es
necesario de
ningún modo
circuncidarse
ni comer
kosher
(las
complicadas
reglas
dietéticas
para los
judíos según
la Ley) ni
guardar
todos los
complicados
mandamientos
de la ley de
Moisés.
Las 7
leyes de Noé
y el
Concilio de
Jerusalén.
Las 7
leyes de Noé
son 7
leyes que la
tradición
judía
-basada en
las
Escrituras-
dice que
deben ser
guardadas
por los
gentiles
o goym
(personas de
madre no
judía que no
han
ingresado
por el
ritual
correspondiente
en el
judaísmo)
que quieren
servir a
Dios sin
necesidad de
guardar la
Torá de
Moisés. A
estos
gentiles se
les llama en
el Nuevo
testamento "Prosélitos"
o "Temerosos
de Dios".
El judaísmo
los llama
"Noájidas"
(de Noé),
"Prosélitos
de la
Puerta" o
simplemente
"Temerosos
de Dios".
Como hemos
dicho arriba
el judaísmo
en general
distingue
entre los
llamados
"Prosélitos
de la
Puerta" (que
se limitan
a guardar
las 7 leyes)
y los
"Prosélitos
de la
Justicia"
que dan el
paso de
circuncidarse
y realizar
otros
rituales y
pertenecer
así
plenamente
al pueblo de
Israel. En
el caso del
Nuevo
Testamento
el centurión
de Hechos
10:1 "...llamado
Cornelio,
centurión de
la compañía
llamada la
Italiana,
piadoso y
temeroso de
Dios"
es un "prosélito
de la puerta",
mientras que
el "Nicolás
prosélito
de Antioquia"
de Hechos
6:5 sería un
"prosélito
de la
justicia",
circuncidado
(si no, no
hubiese
tenido
siquiera
acceso al
Templo de
Jerusalén
donde los
primeros
judeocristianos
se
congregaban)
y guardador
de la Ley de
Moisés.
Esto, que a
nosotros
como
gentiles se
nos escapa,
para un
judío que
lee el Nuevo
Testamento
es una
obviedad
absoluta,
pues forma
parte de su
vida, de su
cultura y de
su sentir
cotidiano.
Es evidente,
claro y
sencillo.
Respecto a
las citadas
7 Leyes
de Noé,
éstas son:
(se recogen
entre otros
textos en la
tradición
judía en el
Talmud,
Sanedrín 56
a y b)
-
No
adorar
dioses
falsos
(Cualquier
dios
fuera
del Dios
de
Israel)
-
No
blasfemar.
-
No
asesinar.
-
No
robar.
-
No
mantener
relaciones
sexuales
ilícitas
(no
fornicar).
-
No
comer
carne de
animal
con
sangre o
vida
(comer
animales
sacrificados
según
leyes
específicas
del
judaísmo).
-
Promover
el
juicio y
la
justicia
en el
lugar de
residencia
(Vidas
honestas
y
rectas).
El lugar que
corresponde
a cada uno,
directo o
indirecto,
en la Torá
(Pentateuco),
posteriormente
al Diluvio
lo
encontramos
en (cito con
una Biblia
judía).
Añado el
comentario
que hacen
los judíos
ortodoxos a
cada
versículo en
relación con
las Leyes.:
-
"a
imagen
de
Elokim
Él hizo
al
hombre"
(Bereshit
/
Génesis
9:6) -
Si Él
nos
hizo,
¿cómo
habremos
de
adorar
falsas
deidades?
-
"Elokim
bendijo
a Noaj y
a sus
hijos"
(Bereshit
/
Génesis
9:1) -
Si Él
nos ha
bendito,
¿cómo
habremos
de
blasfemar?
-
"Yo
pediré
cuentas
a cada
uno por
la vida
del
hombre"
(Bereshit
/
Génesis
9:5)
-
"Todo
lo que
se
desplaza
y vive
os
servirá
de
alimento.
Del
mismo
modo que
las
plantas,
os lo
doy todo"
(Bereshit
/
Génesis
9:3) -
Todo
esto nos
ha
entregado,
pero
¿tenemos
derecho
a
usurpar/robar
aquello
que no
nos ha
dado?
-
"Yo
establezco
Mi pacto
con
vosotros,
con
vuestros
descendientes
después
de
vosotros"
(Bereshit
/
Génesis
9:9) -
Si no se
mantiene
la
fidelidad
conyugal,
y el
respeto
y orden
sexual,
¿cómo
estar
seguro
de que
aquel a
quien
llamamos
hijo es
realmente
nuestro
hijo, y
no hijo
del
amante
de
nuestra
señora?
-
"no
comeréis
carne
con su
vida
(su
sangre)"
(Bereshit
/
Génesis
9:4)
-
"Yo
establezco
Mi pacto
con
vosotros"
(Bereshit
/
Génesis
9:9) -
¿Qué
garantiza
que los
pactos
sean
debidamente
acordados
y
mantenidos
sino la
justicia
y el
juicio?
Según la
tradición
judía seis
de estos
siete
mandamientos
habían sido
dictados a
Adán aún
estando en
el jardín
del Edén.
Hoy los
judíos
ortodoxos no
creyentes en
Yeshua
piensan que
un gentil
que quiere
agradar al
Dios de
Israel se
basta con
cumplir los
10
mandamientos
y estas
llamadas 7
leyes de
Noé. Al
parecer en
la época de
Jesús se
discutía
cual era el
número de
estos
mandamientos
para los
gentiles, si
4, 6 ó 7.
Lo que mandó
el llamado
(pues la
palabra
"Concilio"
no está en
la Biblia)
Concilio
de Jerusalén
(cuando la
primera
iglesia era
judía) para
los
gentiles
que se
querían
convertir al
Mesías, como
el lector
conocedor
del Nuevo
Testamento
habrá
reconocido
es
exactamente
esto que
acabamos de
leer.
Veámoslo:
"Por
lo cual yo
juzgo que no
se inquiete
a los
gentiles que
se
convierten a
Dios, sino
que se les
escriba
que se
aparten de
las
contaminaciones
de los
ídolos, de
fornicación,
de ahogado y
de sangre"
(Hechos
15:19)
Esto es:
-
Que sean
monoteístas
y crean
solo en
el Dios
de
Israel:
"que
se
aparten
de las
contaminaciones
de los
ídolos"
(Esto
incluye
no
blasfemar,
no
robar,
etc.)
-
Que no
mantengan
relaciones
sexuales
ilícitas:
"que
se
aparten
de...
fornicación"
-
Que no
coman
carne de
animales
ahogados:
"que
se
aparten
de...
ahogado"
(Esto
habla de
la
manera
en que
según el
judaísmo
debe ser
sacrificado
un
animal
-sin
dolor-,
etc.)
-
Que no
coman
carne
con su
sangre:
"que
se
aparten...
de
sangre"
(Absolutamente
prohibido
para un
judío -y
por ende
para un
cristiano-
probar
la
sangre,
como
vemos en
numerosos
textos
de la
Biblia)
Como vemos,
Pablo, como
buen judío
que era,
conocedor de
la Ley y
criado en
Jerusalén a
los pies del
fariseo
Gamaliel I,
aplicó a los
gentiles que
se
convertían
al Mesías lo
que él ya
sabía: Que
un gentil
que deseaba
servir a
Dios y
honrarle, no
tenía porqué
cumplir los
complicados
ritos de la
Ley de
Moisés
reservados
exclusivamente
a los
judíos. Así
dice el
judío Simon
bar Joná
(Pedro) en
el Concilio:
"Ahora,
pues, ¿por
qué tentáis
a Dios,
poniendo
sobre la
cerviz de
los
discípulos
un yugo
que ni
nuestros
padres ni
nosotros
hemos podido
llevar?
Antes
creemos que
por la
gracia del
Señor Jesús
seremos
salvos, de
igual modo
que ellos."
(Hechos
15:10-11).
Veremos como
afecta esto
a judíos
y después a
los
gentiles:
Los
judeonazarenos
o
judeocristianos
y la Ley de
Moisés
Observemos
que pese a
que Pedro
dice esto,
él así como
Pablo y los
demás "judeocristianos"
eran fieles
judíos
cumplidores
de la ley,
como lo
había sido
el mismo
Jesús. Así
vemos que el
libro de los
Hechos nos
da varias
pistas al
respecto. No
justificamos
con esto el
"judaizar"
para los
gentiles,
pero si el
entender que
un judío que
cree en el
Mesías (como
conozco ya a
varios)
puede
guardar la
Ley de
Moisés como
tal ya que
como dice
Pablo: "Porque
Dios es uno,
y él
justificará
por la fe a
los de la
circuncisión,
y por medio
de la fe a
los de la
incircuncisión.
¿Luego
por la fe
invalidamos
la ley? En
ninguna
manera, sino
que
confirmamos
la ley."
(Romanos
3:30-31):
Los
judeocristianos,
como judíos
que eran se
reunían en
el Templo de
Jerusalén,
sin que los
demás judíos
lo
impidiesen:
"Y
perseverando
unánimes
cada día
en el templo"
(Hechos
2:46)
"Pedro
y Juan
subían
juntos al
templo a
la hora
novena, la
de la
oración"
(Hechos 3:1)
"y
estaban
todos
unánimes
en el
pórtico de
Salomón"
(Hechos
5:12)
"Id,
y puestos en
pie en el
templo,
anunciad al
pueblo todas
las palabras
de esta vida"
(Hechos
5:20)
"Y
todos los
días, en
el templo
y por las
casas, no
cesaban de
enseñar y
predicar a
Jesucristo"
(Hechos
5:42)
Una de las
FALSAS
acusaciones
que se
hacían
contra los
judeocristianos
es que
querían
abolir la
Ley de
Moisés,
que ellos
como judíos
seguían
cumpliendo,
pese a que
en el
Concilio de
Jerusalén
establecieron
que no fuese
así con los
gentiles que
se
convertían:
"Entonces
sobornaron
a unos para
que dijesen
que le
habían oído
hablar
palabras
blasfemas
contra
Moisés y
contra Dios
(...) Y
pusieron
testigos
falsos
que decían:
Este hombre
no cesa de
hablar
palabras
blasfemas
contra este
lugar santo
y contra
la ley,
pues le
hemos oído
decir que
ese Jesús de
Nazareth
destruirá
este lugar,
y
cambiará las
costumbres
que nos dio
Moisés."
(Hechos
6:11-14).
"Entonces
Pedro dijo:
Señor, no;
porque
ninguna cosa
común o
inmunda he
comido
jamás."
(Hechos
10:14).
Pedro es
evidente que
seguía
guardando la
ley de
Moisés al no
comer
alimentos no
Kosher (otra
cosa es la
enseñanza
que Dios le
da aquí
usando este
tema).
"Y
cuando Pedro
subió a
Jerusalén,
disputaban
con él los
que eran de
la
circuncisión,
diciendo:
¿Por qué has
entrado en
casa de
hombres
incircuncisos,
y has comido
con ellos?"
(Hechos
11:2).
Nuevamente
vemos como
para estos
judeocristianos
primitivos,
que
guardaban al
extremo la
Ley como
judíos que
eran,
necesitan de
una
explicación
para
entender
porqué en
este caso
Pedro no la
guardó.
"Y
llegados a
Jerusalén,
fueron
recibidos
por la
iglesia y
los
apóstoles y
los
ancianos, y
refirieron
todas las
cosas que
Dios había
hecho con
ellos. Pero
algunos de
la secta de
los
fariseos,
que habían
creído, se
levantaron
diciendo:
Es necesario
circuncidarlos,
y mandarles
que guarden
la ley de
Moisés"
(Hechos
15:4-5) Si
pidieron que
guardasen la
Ley, pese a
que como
hemos visto
el judaísmo
enseña que
no es
necesario,
es porque
ellos como
judíos si la
guardaban,
pese a saber
que no es
por la Ley
que uno es
justificado,
sino por la
fe en el
Mesías, que
confirma la
Ley que
ellos
cumplían.
"Y
al día
siguiente
Pablo entró
con nosotros
a ver a
Jacobo, y se
hallaban
reunidos
todos los
ancianos;
(...)
y le
dijeron: Ya
ves,
hermano,
cuántos
millares de
judíos hay
que han
creído; y
todos son
celosos por
la ley."
(Hechos
21:18-20)
"Pero
se les ha
informado en
cuanto a ti
(se
trata de una
falsa
acusación),
que enseñas
a todos los
judíos
que están
entre los
gentiles a
apostatar
de Moisés,
diciéndoles
que no
circunciden
a sus hijos,
ni observen
las
costumbres.
(vemos que
esto no es
cierto, si
lo es
respecto a
los gentiles
como hemos
visto)
¿Qué hay,
pues? La
multitud se
reunirá de
cierto,
porque oirán
que has
venido. Haz,
pues, esto
que te
decimos: Hay
entre
nosotros
cuatro
hombres que
tienen
obligación
de cumplir
voto.
Tómalos
contigo,
purifícate
con ellos, y
paga sus
gastos para
que se
rasuren la
cabeza; y
todos
comprenderán
que no hay
nada de lo
que se les
informó
acerca de
ti, sino que
tú
también
andas
ordenadamente,
guardando la
ley"
(Hechos
21:21-24).
Si vamos a
Números 6 en
el Antiguo
Testamento
veremos que
para rasurar
su cabeza y
acabar su
voto, los
nazareos
debían hacer
un
sacrificio
de animales
(Tórtolas o
incluso
corderos
según el
caso). Esto
es lo que
pagó Pablo,
y ¡¡les
acompañó a
sacrificar
animales!!
(¡Qué choque
para los
cristianos
que leen
esto!!) como
judío
observante
de la Ley
que era.
Como
seguimos
leyendo tras
este texto
de Hechos,
la no
observancia
de la Ley,
la sola
observancia
de las Leyes
de Noé es: "...tú
también
andas
ordenadamente,
guardando la
ley. Pero
en cuanto a
los
gentiles
que han
creído,
nosotros les
hemos
escrito
determinando
que no
guarden nada
de esto..."
(Hechos
21:24-25).
Esto es,
sabían, como
era y sigue
siendo en el
judaísmo,
que para un
gentil basta
con guardar
las leyes de
Noé, sin la
carga de la
ley Mosaica.
Inmediatamente
el libro de
Hechos nos
refiere las
falsas
acusaciones
de otros
judíos no
creyentes en
Yeshua
contra el
judío Pablo:
"Pero
cuando
estaban para
cumplirse
los siete
días, unos
judíos de
Asia, al
verle en el
templo,
alborotaron
a toda la
multitud y
le echaron
mano, dando
voces:
¡Varones
israelitas,
ayudad! Este
es el hombre
que por
todas partes
enseña a
todos contra
el pueblo,
la ley y
este lugar;
y además de
esto, ha
metido a
griegos en
el templo, y
ha profanado
este santo
lugar."
(Hechos
21:27-28).
Tan falso
es según nos
relata
hechos, el
decir que
Pablo
enseñaba
contra
Israel, la
Torá y el
Templo, como
el decir que
había metido
gentiles en
el Templo.
Veamos a
continuación
la defensa
de Pablo
ante estas
acusaciones:
"Yo
de cierto
soy judío,
nacido en
Tarso de
Cilicia,
pero criado
en esta
ciudad,
instruido a
los pies de
Gamaliel,
estrictamente
conforme a
la ley de
nuestros
padres,
celoso de
Dios, como
hoy lo sois
todos
vosotros"
(Hechos
22:3). Pablo
les dice que
es tan
celoso de
Dios como lo
son ellos
como judíos
estrictos en
cuanto a la
Ley. Pese a
todo Pablo
sabe, como
nos dice en
Romanos, que
la
importancia
está en la
ley y la
circuncisión
interior,
que no
distingue
entre judío
o gentil, y
que en el
caso del
judío le
confirma la
Ley
exterior.
"Porque
cuando
los gentiles
que no
tienen ley,
hacen por
naturaleza
lo que es de
la ley,
éstos,
aunque no
tengan ley,
son ley para
sí mismos,
mostrando
la obra de
la ley
escrita en
sus
corazones"
(Romanos
2:14-16) "Pues
no es
judío el que
lo es
exteriormente,
ni es la
circuncisión
la que se
hace
exteriormente
en la carne,
sino que
es judío el
que lo es en
lo interior,
y la
circuncisión
es la del
corazón,
en espíritu,
no en letra;
la alabanza
del cual no
viene de los
hombres,
sino de Dios"
(Romanos 2:
28-29)
Y dice más
adelante que
precisamente
por esto,
porque la
cosa va de
la fe que
hay dentro,
que: "¿Luego
por la fe
invalidamos
la ley? En
ninguna
manera, sino
que
confirmamos
la ley."
(Romanos
3:30-31). La
fe no
invalida ni
anula la Ley
o Torá, la
fe confirma
la Ley
(Repito e
insisto aquí
que para el
judío, no
para el
gentil).
Más adelante
Pablo, al
ser juzgado,
insiste en
su condición
de celoso
fariseo
guardián de
la Ley (en
primer lugar
como él
mismo dice,
de la
interior que
confirma y
da sentido a
la
exterior):
"Entonces
Pablo,
notando que
una parte
era de
saduceos y
otra de
fariseos,
alzó la voz
en el
concilio:
Varones
hermanos,
yo soy
fariseo,
hijo de
fariseo;
acerca de la
esperanza y
de la
resurrección
de los
muertos se
me juzga."
(Romanos
23:6). Esto
no es una
triquiñuela
de Pablo, ni
una "mentira
piadosa"
para
despistar,
es que él
era fariseo,
y nunca dejó
de serlo: "Si
alguno
piensa que
tiene de qué
confiar en
la carne, yo
más:
circuncidado
al octavo
día, del
linaje de
Israel, de
la tribu de
Benjamín,
hebreo de
hebreos;
en cuanto a
la ley,
fariseo,
en cuanto a
celo,
perseguidor
de la
iglesia;
en cuanto a
la justicia
que es en la
ley,
irreprensible"
(Filipenses
3:4-5), y
dice más
adelante, en
línea con su
idea de que
la Ley
externa no
tiene
sentido ni
valor sin la
Ley interna:
"Pero
cuantas
cosas eran
para mí
ganancia,
las he
estimado
como pérdida
por amor de
Cristo. Y
ciertamente,
aun estimo
todas las
cosas como
pérdida por
la
excelencia
del
conocimiento
de Cristo
Jesús, mi
Señor, por
amor del
cual lo he
perdido
todo, y lo
tengo por
basura, para
ganar a
Cristo, y
ser hallado
en él, no
teniendo mi
propia
justicia,
que es por
la ley, sino
la que es
por la fe de
Cristo, la
justicia que
es de Dios
por la fe"
(Filipenses
3:7-9), lo
que
concuerda
con lo que
leíamos de
Pedro en
Hechos, y
con lo que
abríamos
este
apartado:
"Ahora,
pues, ¿por
qué tentáis
a Dios,
poniendo
sobre la
cerviz de
los
discípulos
un yugo
que ni
nuestros
padres ni
nosotros
hemos podido
llevar?
Antes
creemos que
por la
gracia del
Señor Jesús
seremos
salvos, de
igual modo
que ellos."
(Hechos
15:10-11).
Hemos visto
que pese a
la
apologética
anti-Lay
(Torá) que
comenzaron
los Padres
de la
Iglesia
(gentiles) a
partir del
siglo II y
más en
concreto del
III, el
Libro de
Hechos o la
lectura por
un judío del
Nuevo
Testamento
no indican
que por esto
la Ley
ceremonial
que los
judeocristianos
guardaron el
el siglo I
(y después
en siglos
posteriores)
quedase
invalidada
para los
descendientes
físicos de
Israel, sino
que por
medio de la
fe en el
Mesías
Yeshua que
ellos tenían
y en la que
pusieron sus
esperanzas
para su
justificación,
quedaba
confirmada y
cobraba su
verdadero
sentido, aún
siendo
sombra de
las cosas
celestiales.
Los
gentiles
nazarenos o
cristianos y
la Ley de
Moisés
Si como
acabamos de
ver la Ley
de Moisés en
su vertiente
ceremonial
no ha sido
ni será
abolida para
el pueblo
físico
judío, tal y
como el
Señor
dijo...
"No
penséis que
he venido a
abolir la
Ley
(Torá)
o los
Profetas;
no he venido
a abolir,
sino a
cumplir,
porque de
cierto os
digo que
antes que
pasen el
cielo y la
tierra,
ni una jota
ni una tilde
pasará de la
Ley, hasta
que todo se
haya
cumplido.
De manera
que
cualquiera
que
quebrante
uno de estos
mandamientos
muy pequeños
y así enseñe
a los
hombres, muy
pequeño será
llamado en
el reino de
los cielos;
pero
cualquiera
que los
cumpla y los
enseñe, este
será llamado
grande en el
reino de los
cielos."
(Mateo
5:17-19)
...Si
debemos
decir que en
el caso de
los gentiles
que se
convierten
al Dios de
Israel el
caso es bien
distinto.
Como hemos
visto
arriba, el
judaísmo no
considera a
su Dios como
algo propio
para ellos,
sino que Él
es el Dios
de toda la
Tierra,
inclusive
para los
gentiles que
por medio de
la
conversión
pueden
participar
de sus
bendiciones.
Sin embargo,
con la Ley o
Torá la cosa
es bien
distinta. El
judío
ortodoxo
considera la
Ley o Torá
como algo
propio y
específico
de su
pueblo, algo
que les
incumbe
exclusivamente
a ellos. Así
nos dice el
judío
apóstol
Pablo
hablando de
los judíos:
"...mis
hermanos,
los que son
mis
parientes
según la
carne; que
son
israelitas,
de los
cuales son
la
adopción, la
gloria, el
pacto, la
promulgación
de la ley,
el culto y
las promesas;
de quienes
son los
patriarcas,
y de los
cuales,
según la
carne, vino
Cristo, el
cual es Dios
sobre todas
las cosas,
bendito por
los siglos.
Amén."
(Romanos
9:3-5)
Por ello
como hemos
visto la
manera de
ingresar al
judaísmo de
un gentil
pasa por el
cumplimiento
de corazón
de las
citadas 7
leyes de Noé
(En el
Concilio se
citan 4
"protoleyes"
-recordemos
que en esa
época se
discutía en
el seno del
judaísmo
cuantas eran
éstas
leyes-).
Veámoslo en
un par de
ejemplos
neotestamentarios
donde Pablo
habla a los
gentiles:
-
No
adorar
dioses
falsos
(Cualquier
dios
fuera
del Dios
de
Israel)
-
No
blasfemar.
-
No
asesinar.
-
No
robar.
-
No
mantener
relaciones
sexuales
ilícitas
(no
fornicar).
-
No
comer
carne de
animal
con
sangre o
vida.
-
Promover
el
juicio y
la
justicia
en el
lugar de
residencia.
"(1ª
Ley de Noé)
Por lo
demás,
hermanos, os
rogamos y
exhortamos
en el Señor
Jesús, que
de la manera
que
aprendisteis
de nosotros
cómo os
conviene
conduciros y
agradar a
Dios ,
así abundéis
más y más.
Porque ya
sabéis qué
instrucciones
os dimos por
el Señor
Jesús; pues
la voluntad
de Dios es
vuestra
santificación;
(5ª Ley de
Noé)
que os
apartéis de
fornicación;
que cada uno
de vosotros
sepa tener
su propia
esposa en
santidad y
honor; no en
pasión de
concupiscencia,
como los
gentiles que
no conocen a
Dios;
(4ª Ley de
Noé)
que
ninguno
agravie ni
engañe en
nada a su
hermano;
porque el
Señor es
vengador de
todo esto,
como ya os
hemos dicho
y
testificado.
Pues no nos
ha llamado
Dios a
inmundicia,
sino a
santificación.
Así que, el
que desecha
esto, no
desecha a
hombre, sino
a Dios, que
también nos
dio su
Espíritu
Santo. Pero
acerca del
amor
fraternal no
tenéis
necesidad de
que os
escriba,
porque
vosotros
mismos
habéis
aprendido de
Dios que os
améis unos a
otros; y
también lo
hacéis así
con todos
los hermanos
que están
por toda
Macedonia.
Pero os
rogamos,
hermanos,
que abundéis
en ello más
y más;
(7ª Ley de
Noé)
y que
procuréis
tener
tranquilidad,
y ocuparos
en vuestros
negocios, y
trabajar con
vuestras
manos de la
manera que
os hemos
mandado,
a fin de que
os
conduzcáis
honradamente
para con los
de afuera,
y no tengáis
necesidad de
nada. (1ª
Tesalonicenses
4:1-8)
"Y
manifiestas
son las
obras de la
carne, que
son:
(5ª Ley de
Noé)
adulterio,
fornicación,
inmundicia,
lascivia,
(1ª Ley de
Noé)
idolatría,
hechicerías,
(7ª Ley de
Noé)
enemistades,
pleitos,
celos,
iras,
contiendas,
disensiones,
herejías,
envidias,
(4ª Ley de
Noé)
homicidios,
borracheras,
orgías, y
cosas
semejantes a
estas;
acerca de
las cuales
os amonesto,
como ya os
lo he dicho
antes, que
los que
practican
tales cosas
no heredarán
el reino de
Dios"
(Gálatas
5:19-21)
Podríamos
buscar otros
ejemplos
donde el
apóstol
Pablo
dirigiéndose
a iglesias
gentiles les
conmina a
guardar los
mandamientos
de Dios de
manera
similar a
estas 7
leyes de Noé
(curiosamente
no le da
tanta
importancia
a las leyes
dietéticas
del Concilio
referentes a
la comida,
al menos en
sus cartas).
¿Qué es
pues
judaizar
para Pablo?
La carta a
los gentiles
de Galacia:
En primer
lugar
démonos
cuenta que
la carta a
los Gálatas
es del año
49 ó 50 d.C.
mientras que
el Concilio
de Jerusalén
es de uno o
dos años
antes: del
año 48 d.C.
Esto es,
Pablo
escribe a
unas
iglesias
gentiles
que,
habiéndose
saltado a la
ligera las
directrices
apostólicas
del concilio
celebrado
uno o dos
años antes
en Jerusalén
que mandaban
a los
gentiles a
no guardar
la Ley de
Moisés (que
como hemos
visto es
algo
particular y
propio del
pueblo
físico
judío) les
instaban sin
embargo a
guardar las
citadas
leyes de Noé
establecidas
para los
gentiles.
Pasemos a
analizar a
la luz de lo
expuesto la
carta.
Como hemos
visto, el
problema
surge unos
años antes,
cuando
ciertos
judíos
nazarenos
(mesiánicos,
que es como
se traduce
el hebreo
"cristianos"),
llegaron a
las iglesias
de Asia
menor como
se nos dice
en el libro
de los
Hechos de
los
Apóstoles,
capítulo 15,
versículos 1
al 2:
"Entonces
algunos que
venían de
Judea
enseñaban a
los
hermanos: «Si
no os
circuncidáis
conforme al
rito de
Moisés no
podéis ser
salvos».
Pablo y
Bernabé
tuvieron una
discusión y
contienda no
pequeña con
ellos. Por
eso se
dispuso que
Pablo,
Bernabé y
algunos
otros de
ellos
subieran a
Jerusalén, a
los
apóstoles y
a los
ancianos,
para tratar
esta
cuestión."
La cuestión
de los
llamados
"judaizantes",
surge como
una
controversia
entorno a si
los
convertidos
gentiles (no
pertenecientes
físicamente
al pueblo
judío)
debían o no
someterse al
rito de la
circuncisión
y a la Ley
mosaica en
su aspecto
ceremonial y
de
costumbres.
¿Bastaba la
sola fe e
identificación
con la obra
del Mesías
en el
Calvario
para ser
salvo, y
entrar a
formar parte
del Israel
de Dios?; o
por el
contrario,
¿había que
adherirse a
los ritos de
la Ley
mosaica y
ser
circuncidado
para ser
salvo, y
pasar a ser
un buen
seguidor y
discípulo
del Mesías?.
Para
responder a
estas
cuestiones,
la iglesia,
como ya
hemos visto
en su
inmensísima
mayoría
todavía
judía,
celebró un
concilio en
Jerusalén.
"Al llegar a
Jerusalén
fueron
recibidos
por la
iglesia, por
los
apóstoles y
los
ancianos, y
refirieron
todas las
cosas que
Dios había
hecho con
ellos.
Pero
algunos de
la secta de
los
fariseos,
que habían
creído, se
levantaron
diciendo:
—Es
necesario
circuncidarlos
y mandarles
que guarden
la Ley de
Moisés
(como
hemos visto
esto no es
necesario ni
en el
judaísmo
actual más
ortodoxo).
Entonces se
reunieron
los
apóstoles y
los ancianos
para conocer
de este
asunto.
Después de
mucha
discusión,
Pedro se
levantó y
les dijo:
—Hermanos,
vosotros
sabéis cómo
ya hace
algún tiempo
Dios escogió
que los
gentiles
oyeran por
mi boca la
palabra del
evangelio y
creyeran. Y
Dios, que
conoce los
corazones,
les dio
testimonio,
dándoles el
Espíritu
Santo lo
mismo que a
nosotros; y
ninguna
diferencia
hizo entre
nosotros y
ellos,
purificando
por la fe
sus
corazones.
Ahora pues,
¿por qué
tentáis a
Dios,
poniendo
sobre la
cerviz de
los
discípulos
un yugo que
ni nuestros
padres ni
nosotros
hemos podido
llevar?
Antes
creemos que
por la
gracia del
Señor Jesús
seremos
salvos, de
igual modo
que ellos.
(ojo,
que como
dice Pablo,
esta fe no
invalida la
Ley o Torá,
sino que la
confirma)
Entonces
toda la
multitud
calló, y
oyeron a
Bernabé y a
Pablo, que
contaban
cuán grandes
señales y
maravillas
había hecho
Dios por
medio de
ellos entre
los
gentiles.
Cuando ellos
callaron,
Jacobo
respondió
diciendo:
—Hermanos,
oídme. Simón
ha contado
cómo Dios
visitó por
primera vez
a los
gentiles
para tomar
de ellos
pueblo para
su nombre. Y
con esto
concuerdan
las palabras
de los
profetas,
como está
escrito:
"Después
de
esto
volveré
y
reedificaré
el
tabernáculo
de
David,
que
está
caído;
y
repararé
sus
ruinas,
y lo
volveré
a
levantar,
para
que
el
resto
de
los
hombres
busque
al
Señor,
y
todos
los
gentiles,
sobre
los
cuales
es
invocado
mi
nombre,
dice
el
Señor,
que
hace
conocer
todo
esto
desde
tiempos
antiguos".
Por lo cual
yo juzgo
que no se
inquiete a
los gentiles
que se
convierten a
Dios,
(poniéndoles
una carga
innecesaria
para los
gentiles,
esto es,
guardar la
Ley de
Moisés o
Torá)
sino que
se les
escriba que
se aparten
de las
contaminaciones
de los
ídolos, de
fornicación,
de ahogado y
de sangre,
(Las
citadas
leyes de
Noé)
porque
Moisés desde
tiempos
antiguos
tiene en
cada ciudad
quien lo
predique en
las
sinagogas,
donde es
leído cada
sábado."
Tras estas
decisiones,
se escribió
desde
Jerusalén
una carta a
las iglesias
de los
gentiles,
donde se
decía:
"Los
apóstoles,
los ancianos
y los
hermanos, a
los hermanos
de entre los
gentiles que
están en
Antioquía,
Siria y
Cilicia:
Salud. Por
cuanto hemos
oído que
algunos que
han salido
de nosotros,
a los
cuales no
dimos orden,
(Los que
trataban de
hacer
judaizar a
los gentiles
salieron de
la iglesia
de
Jerusalén, y
como los
Fariseos
convertidos
al Mesías
que citaba
Hechos más
arriba, su
excesivo
celo por la
Ley por poco
se convierte
en un
grandísimo
impedimento
para la
conversión
de los
gentiles)
os han
inquietado
con
palabras,
perturbando
vuestras
almas,
mandando
circuncidaros
y guardar la
Ley, nos ha
parecido
bien,
habiendo
llegado a un
acuerdo,
elegir
varones y
enviarlos a
vosotros con
nuestros
amados
Bernabé y
Pablo,
hombres que
han expuesto
su vida por
el nombre de
nuestro
Señor
Jesucristo.
Así que
enviamos a
Judas y a
Silas, los
cuales
también de
palabra os
harán saber
lo mismo,
pues ha
parecido
bien al
Espíritu
Santo y a
nosotros no
imponeros
ninguna
carga más
que
estas cosas
necesarias:
(Necesarias
para la
conversión
del gentil,
como enseña
el judaísmo
más
tradicional
aún hoy en
día.
Necesarias
para el
Espíritu
Santo según
dice el
Nuevo
Testamento)
que os
abstengáis
de lo
sacrificado
a ídolos, de
sangre, de
ahogado y de
fornicación;
si os
guardáis de
estas cosas,
bien haréis.
Pasadlo
bien"
Al respecto
son
interesantes
los textos
escritos por
el propio
apóstol
Pablo a los
Gálatas, que
habían
"judaizado".
De la carta
se desprende
que los
cristianos
de Galacia
eran de
origen
pagano, no
judíos
"Ciertamente,
en otro
tiempo,
cuando no
conocíais a
Dios,
servíais a
los que por
naturaleza
no son
dioses" (Gl
4.8).
Pablo
recuerda a
sus lectores
la alegría y
la buena
disposición
con que
recibieron
el evangelio
"pues
vosotros
sabéis que a
causa de una
enfermedad
del cuerpo
os anuncié
el evangelio
al
principio; y
no me
despreciasteis
ni
rechazasteis
por la
prueba que
tenía en mi
cuerpo. Al
contrario,
me
recibisteis
como a un
ángel de
Dios, como a
Cristo
Jesús.
¿Dónde,
pues, está
esa
satisfacción
que
experimentabais?
Porque os
doy
testimonio
de que si
hubierais
podido, os
habríais
sacado
vuestros
propios ojos
para
dármelos"
(4.13–15).
Sin embargo,
esa
situación se
vio
perturbada
por algunos
que fueron
después a
imponer una
pesada carga
para los
gentiles
provenientes
del
paganismo:
Nada más y
nada menos
que guardar
la Torá
ceremonial,
lo cual
hubiese sido
un
impedimento
para la
conversión
de los
gentiles.
Estos judíos
fariseos
mesiánicos,
trataban al
parecer de
crear al
mismo tiempo
desconfianza
respecto de
Pablo.
Las
alusiones
hechas en la
carta
indican que
estas
personas
querían
obligar a
los Gálatas
a someterse
a la ley de
Moisés
"Decidme,
los que
queréis
estar bajo
la Ley: ¿no
habéis oído
la Ley?"
(4.21),
y
especialmente
a aceptar la
circuncisión
"Todos los
que quieren
agradar en
la carne,
esos os
obligan a
que os
circuncidéis,
solamente
para no
padecer
persecución
a causa de
la cruz de
Cristo,
porque ni
aun los
mismos que
se
circuncidan
guardan la
Ley; pero
quieren que
vosotros os
circuncidéis,
para
gloriarse en
vuestra
carne"
(6.12–13).
También los
inducían a
observar con
veneración
especial
ciertos días
o tiempos
del
calendario
"Guardáis
los días,
los meses,
los tiempos
y los años.
Temo que mi
trabajo en
vuestro
medio haya
sido en
vano"
(4.10-11).
Probablemente
afirmaban
que solo así
podrían
participar
de las
bendiciones
prometidas
por Dios a
los
descendientes
de Abraham
por la sola
fe en el
Mesías
"para que en
Cristo Jesús
la bendición
de Abraham
alcanzara a
los
gentiles, a
fin de que
por la fe
recibiéramos
la promesa
del
Espíritu"
(3.14).
Por otra
parte,
parece que
estos
maestros
atacaban la
autoridad de
Pablo como
apóstol y
sus motivos
al predicar
el evangelio
"¿Acaso
busco ahora
la
aprobación
de los
hombres o la
de Dios? ¿O
trato de
agradar a
los hombres?
Si todavía
agradara a
los hombres,
no sería
siervo de
Cristo. Pero
os hago
saber,
hermanos,
que el
evangelio
anunciado
por mí no es
invención
humana, pues
yo ni lo
recibí ni lo
aprendí de
hombre
alguno, sino
por
revelación
de
Jesucristo"
(1.10, 12).
Pablo
comprendió
que lo que
estaba en
juego no
eran
simplemente
prácticas
externas,
más o menos
indiferentes,
sino la
esencia del
mensaje
cristiano:
el
reconocimiento
del valor
salvador de
la obra de
Jesucristo y
la no
obligatoriedad
al respecto
de cumplir
la Ley para
los gentiles
conversos.
Por eso
insiste en
que por
Cristo se da
entrada al
Pueblo de
Dios, al que
están
llamados
todos, de
cualquier
nación y
condición
que sean.
El apóstol
escribe esta
carta en
medio de
gran
emoción, no
tanto por
los ataques
a su
autoridad,
cuanto por
el peligro
que veía
para la
verdad del
evangelio.
Advierte a
los Gálatas
sobre las
consecuencias
de su
actitud y
previene
posibles
malentendidos
de su
enseñanza
sobre la
libertad
cristiana.
La carta
tiene una
introducción
bastante
breve, en la
que omite la
acostumbrada
acción de
gracias,
para
expresar de
inmediato su
extrañeza
por la
situación de
las
comunidades
(1.1–10).
La parte
central
de la carta
trata de
tres temas
principales.
En primer
lugar, Pablo
defiende la
autenticidad
del
evangelio
predicado a
los Gálatas,
insistiendo
en que su
misión la
había
recibido de
Dios por
medio de
Jesucristo,
y no de los
hombres. Y
muestra que
su misión
apostólica
fue
reconocida
por los
apóstoles de
Jerusalén
"Pero os
hago saber,
hermanos,
que el
evangelio
anunciado
por mí no es
invención
humana, pues
yo ni lo
recibí ni lo
aprendí de
hombre
alguno, sino
por
revelación
de
Jesucristo"
"Pero ni
aun Tito,
que estaba
conmigo, con
todo y ser
griego, fue
obligado a
circuncidarse,
a pesar de
los
falsos
hermanos
que se
habían
introducido
entre
nosotros a
escondidas,
para espiar
nuestra
libertad—la
que tenemos
en Cristo
Jesús—, para
reducirnos a
esclavitud.
A los tales
ni por un
momento
accedimos a
someternos,
para que la
verdad del
evangelio
permaneciera
con
vosotros"
"vieron que
me había
sido
encomendado
el evangelio
de la
incircuncisión
(entre
los goym o
gentiles que
solo debían
guardar las
7 leyes de
Noé),
como a Pedro
el de la
circuncisión
(entre
los judíos
que seguían
guardando la
Torá de
Moisés)
(pues el que
actuó en
Pedro para
el
apostolado
de la
circuncisión
actuó
también en
mí para con
los
gentiles), y
reconociendo
la gracia
que me había
sido dada,
Jacobo,
Cefas y
Juan, que
eran
considerados
como
columnas,
nos dieron a
mí y a
Bernabé la
diestra en
señal de
compañerismo,
para que
nosotros
fuéramos a
los gentiles
y ellos a
los de la
circuncisión"
"No desecho
la gracia de
Dios,
pues si por
la Ley
viniera la
justicia,
entonces en
vano murió
Cristo".(1:11-12;
2:3-5; 7-10;
21).
En la
segunda
sección
expone
detalladamente
el tema de
la libertad
mesiánica o
cristiana
respecto de
la ley:
"¡Gálatas
insensatos!,
¿quién os
fascinó para
no obedecer
a la verdad,
a vosotros
ante cuyos
ojos
Jesucristo
fue ya
presentado
claramente
crucificado?
Esto solo
quiero saber
de vosotros:
¿Recibisteis
el Espíritu
por las
obras de la
Ley o por el
escuchar con
fe? ¿Tan
insensatos
sois?
Habiendo
comenzado
por el
Espíritu,
¿ahora vais
a acabar por
la carne?
¿Tantas
cosas habéis
padecido en
vano? Si es
que
realmente
fue en vano.
Aquel, pues,
que os da el
Espíritu y
hace
maravillas
entre
vosotros,
¿lo hace por
las obras de
la Ley o por
el oír con
fe? Así
Abraham
creyó a Dios
y le fue
contado por
justicia.
Sabed, por
tanto, que
los que
tienen fe,
estos son
hijos de
Abraham. Y
la
Escritura,
previendo
que Dios
había de
justificar
por la fe a
los
gentiles,
dio de
antemano la
buena nueva
a Abraham,
diciendo:
«En ti serán
benditas
todas las
naciones».
De modo que
los que
tienen fe
son
bendecidos
con el
creyente
Abraham.
Todos los
que dependen
(para su
justificación
y salvación)
de las obras
de la Ley
están bajo
maldición,
pues escrito
está:
«Maldito sea
el que no
permanezca
en todas las
cosas
escritas en
el libro de
la Ley, para
cumplirlas».
Y que por la
Ley nadie se
justifica
ante Dios es
evidente,
porque «el
justo por la
fe vivirá».
Pero la Ley
no procede
de la fe,
sino que
dice: «El
que haga
estas cosas
vivirá por
ellas»."
(Leer
3:1–5:12).
Tiene
interés
especial en
mostrar que
esto no va
contra las
promesas
hechas por
Dios desde
tiempos
antiguos.
Así había
procedido
con Abraham,
antes que
existiera la
ley.
El judío
Yacob
(Santiago)
nos dice al
respecto de
los que se
quieren
justificar
guardando la
Torá:
“Porque
cualquiera
que guardare
toda la ley,
pero
ofendiere en
un punto,
se hace
culpable de
todos.
Porque el
que dijo: No
cometerás
adulterio,
también ha
dicho: No
matarás.
Ahora bien,
si no
cometes
adulterio,
pero matas,
ya te has
hecho
trasgresor
de la ley.
Así hablad,
y así haced,
como los que
habéis de
ser juzgados
por la ley
de la
libertad”
(Santiago
2:10-12)
En efecto,
al igual que
la Ley
humana, Ud.
puede ser un
ciudadano
ejemplar y
cumplir
todas las
leyes, pero
si comete un
delito:
p.ej. no
pagar sus
impuestos,
aunque el
resto de las
cosas buenas
que un buen
ciudadano
debe hacer
las haya
cumplido
(Conducir
bien, no
robar bancos
y demás), se
hace reo de
condena por
la ley. Del
mismo modo
la Biblia
nos dice
que:
"Porque
la paga
del pecado
es muerte,
mas la
dádiva de
Dios es vida
eterna en
Cristo Jesús
Señor
nuestro"
(Romanos
6:23)
La paga de
cualquier
pecado es
muerte,
no hace
falta
incumplir
toda la ley
para ser reo
del infierno
de fuego.
Basta con
incumplir un
solo punto
de la misma.
Debido a
esto,
solo
UNO
cumplió la
Ley para
justificación
(por
nosotros):
Cristo Jesús
(Yeshua
HaMashiah),
y lo hizo
por
nosotros.
Solo en él
podemos ser
salvos sin
necesidad de
guardar una
Ley
imposible de
cumplir para
los hombres
pecadores
que somos.
La Torá (Ley
Mosaica) es
Eterna en
cuanto a ley
moral,
sombra y
tipo de la
ley nueva
que habría
de venir (la
Ley del
Mesías
Jesús).
Levítico 23
se dirige
(versículo 2
y otros) a
los “Hijos
de Israel”
y solo
a los Hijos
de Israel,
al pueblo
judío y NO a
los gentiles
o Goym. Por
eso la
Biblia habla
con tanta
dureza sobre
los gentiles
que judaízan
y sobre los
que los
quieren
hacer
judaizar
como esos
que se
llaman
“judíos”
pero no lo
son, sino
sinagoga de
satanás: “He
aquí, yo
entrego de
la sinagoga
de Satanás
a los que
se dicen ser
judíos y no
lo son, sino
que mienten”
(Apocalipsis
3:9). Las
leyes
rituales de
la Torá son
únicamente
para los
Hijos de
Israel
físicos
(nosotros
los goym
lo somos,
pero
“espirituales”
si se me
permite la
expresión).
En la parte
tercera de
Gálatas
(5.13–6.10),
Pablo
explica lo
que
significa
esa libertad
cristiana y
cómo debe
entenderse.
Finalmente,
hace algunas
aplicaciones
concretas a
la vida del
cristiano.
En la
conclusión
(6.11–18),
Pablo, de su
puño y
letra,
repite
algunas de
las
exhortaciones
anteriores.
Muchos de
los temas
tratados en
esta carta
se
encuentran
desarrollados
más
ampliamente
y en un tono
más sereno
en la carta
a los
Romanos,
redactada
más tarde.
Aunque los
judaizantes
del siglo 1º
se
desvanecieron
en la
historia, en
todas las
edades, y
aún hoy en
día entre
los
creyentes
del siglo
XXI, se
levantan
personas
que, a mi
juicio, por
un mal
entendido
celo y amor
por la
bendita
nación de
Israel y el
Pueblo de
Dios: el
pueblo
judío; aún
siendo
gentiles,
por una
falta de
identificación
y carácter
en Cristo
(el Mesías),
se vuelven a
los
rudimentos,
como Pablo
llamó a
guardar las
fiestas,
días, formas
de comer
especiales,
e incluso a
la
circuncisión
física,
reservada
para el
Pueblo
Hebreo: los
descendientes
físicos de
Abraham,
Isaac y
Jacob.
Aprendamos
de la
historia y
de las
lecciones de
la Sagrada
Escritura.
Queden como
final las
advertencias
del judío
fariseo
mesiánico
Pablo de
Tarso:
“Estad,
pues,
firmes en la
libertad con
que Cristo
nos hizo
libres,
y no estéis
otra vez
sujetos al
yugo de
esclavitud.
He aquí,
yo Pablo
os digo que
si os
circuncidáis,
de nada os
aprovechará
Cristo.
Y otra vez
testifico a
todo hombre
que se
circuncida,
que está
obligado a
guardar toda
la ley.
De Cristo
os
desligasteis,
los que por
la ley os
justificáis;
de la gracia
habéis
caído.”
(Gálatas
5:1-4)
Y:
“Porque
todos
los que
dependen de
las obras de
la ley están
bajo
maldición,
pues escrito
está:
Maldito todo
aquel que no
permaneciere
en todas las
cosas
escritas en
el libro de
la ley, para
hacerlas”
(Gálatas
3:10)
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