El siglo que nace con la cruel y
última gran persecución: la de
Diocleciano, y también el de la
tolerancia y aceptación del
cristianismo en época del emperador
Constantino.
Es la época de las grandes disputas
teológicas, de las declaraciones de
fe, de las grandes ( y vanas)
esperanzas, de los doctores de la
iglesia.
Es la época en la cual se olvidan
definitivamente las raíces judías de
la fe cristiana, que se romaniza y
contemporiza con el paganismo.
Lo que el enemigo de la fe no logró
con las persecuciones, lo logrará
con la paz y la aceptación de los
cristianos, que se alían con el
poder dando lugar a la lenta pero
inexorable decadencia,
institucionalización y paganización
del cristianismo.
El emperador Constantino, un "cristiano
sui géneris" adoptará esta religión
sirviéndose de la misma como
aglutinante que dará cohesión al
imperio romano durante unos siglos
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