ACTA DEL MARTIRIO DE
ACACIO. OBISPO DE ANTIOQUIA
DE PISIDIA:
(Año 250 d.c.)
(Es uno de los casos en los
que el mártir -confesor de
la fe- no es muerto, sino
puesto en libertad de manera
sorprendente y hasta
simpática)
"Siempre
que recordamos los hechos
gloriosos de los siervos de
Dios, damos gracias a Aquel
que protege al paciente en
el tormento y al vencedor le
corona en la gloria.
Marciano, consular, nombrado
prefecto por el emperador
Decio, y enemigo de la Ley
cristiana, mandó que le
fuera presentado Acacio, de
quien había oído decir que
era el refugio y escudo de
los cristianos de aquella
región de Antioquía.
Introducido a la presencia
de Marciano, éste le dijo:
"Debes amar a nuestros
príncipes, puesto que vives
bajo las leyes de Roma".
Acacio respondió: "¿Quién
tiene más respeto y amor por
el emperador que los
cristianos? Continuamente
hacemos oración por él,
pidiendo largos días de
vida, justicia en el reinado
de los pueblos y un reinado
pacífico. También oramos por
los ejércitos y por la
conservación de todo el
orbe".
Marciano
-Te felicito, pero para que
el emperador reconozca mejor
tu veneración para con él,
ofrécele un sacrificio en
nuestra compañía.
Acacio
-Yo
pido a mi Señor, que es
verdadero y grande, por la
salud del rey; pero en
cuanto al sacrificio, ni él
nos lo puede exigir, ni
nosotros ofrecérselo. ¿Quién
sacrificará en honor de un
hombre?
Marciano
-Respóndeme, ¿a que Dios
adoras tú, para que nosotros
también le podamos adorar?
Acacio
-Deseo
que conozcas a mi Dios, que
es el verdadero.
-Deseo
que conozcas a mi Dios, que
es el verdadero.
-Deseo
que conozcas a mi Dios, que
es el verdadero.
-Deseo
que conozcas a mi Dios, que
es el verdadero.
-Deseo
que conozcas a mi Dios, que
es el verdadero.
Marciano
-Dime su nombre.
Acacio
-Es el
Dios de Abraham, de Isaac y
de Jacob.
-Es el
Dios de Abraham, de Isaac y
de Jacob.
-Es el
Dios de Abraham, de Isaac y
de Jacob.
-Es el
Dios de Abraham, de Isaac y
de Jacob.
-Es el
Dios de Abraham, de Isaac y
de Jacob.
Marciano
-¿Esos son los nombres de
tus dioses?
Acacio
-No
son dioses, sino el que les
habló a ellos; ese es el
Dios verdadero, a quien
hemos de temer.
-No
son dioses, sino el que les
habló a ellos; ese es el
Dios verdadero, a quien
hemos de temer.
Marciano
-¿Qué Dios es ese?
Acacio
-Adonay, el Altísimo, que se
sienta sobre los Querubines
y los Serafines.
-Adonay, el Altísimo, que se
sienta sobre los Querubines
y los Serafines.
-Adonay, el Altísimo, que se
sienta sobre los Querubines
y los Serafines.
-Adonay, el Altísimo, que se
sienta sobre los Querubines
y los Serafines.
-Adonay, el Altísimo, que se
sienta sobre los Querubines
y los Serafines.
Marciano
-¿Qué son esos Serafines?
Acacio
-Los
ministros de Dios altísimo,
que asisten a su trono.
Marciano
-¿Qué filosofía vana te ha
engañado? Deja las cosas
invisibles y reconoce a los
dioses verdaderos que ves.
(Sigue la conversación
entorno a los dioses
romanos, de quienes Acacio
se burla)
Marciano
-Es costumbre entre los
cristianos inventar
calumnias contra nuestros
dioses. Por tanto te mando
que vengas al templo de
Júpiter y Juno, para que,
celebrando juntos un
convite, demos el honor
debido a los dioses.
(Acacio se niega y continúa
su crítica juzgando a los
dioses paganos, el
magistrado le responde:)
Marciano
-No me han mandado a juzgar,
sino obligar a sacrificar;
así que si desprecias el
obedecer, puedes estar
seguro del castigo.
Acacio
-A mi
se me ha mandado no negar
nunca a mi Dios. Si tú
obedeces a un hombre frágil
y de carne, que pronto ha de
abandonar este mundo y ser
pasto de gusanos, ¿con
cuanta razón he de obedecer
yo al Dios potentísimo, cuyo
poder dura para siempre? El
dijo: "Al que me negare
delante de los hombres, le
negaré también yo delante de
mi Padre, que está en los
cielos, cuando venga a
juzgar a los vivos y muertos
con la gloria y poder que os
he anunciado".
Marciano
-Lo que siempre he anhelado
saber has confesado ahora:
el error de vuestra creencia
y ley. Según dices, ¿Dios
tiene un hijo?
Acacio
-Si
Marciano
-¿Quien es el Hijo de Dios?
Acacio
-El
Verbo de gracia y de verdad.
Marciano
-¿Ese es su nombre?
Acacio
-No me
habías preguntado por su
nombre, sino por el poder de
su Hijo.
Marciano
-Dime su nombre.
Acacio
-Se
llama Jesucristo.
Marciano
-¿De que mujer fue
concebido?
Acacio
-Dios
no engendró a su Hijo de
modo humano; pero El hizo
con su diestra a Adán, el
primer hombre. No quiera
Dios que tú atribuyas a la
majestad Divina relaciones
con alguna mujer mortal. Los
miembros del primer hombre
los formó de barro, y cuando
hubo terminado le infundió
el alma. Así procedió el
Hijo de Dios, el Verbo de la
verdad del corazón de Dios.
Por eso está escrito "mi
corazón ha producido el
Verbo, que es la bondad"
Marciano
-Luego Dios es material.
Acacio
-El
solo lo sabe; nosotros no
conocemos la forma
invisible, sino que
veneramos su poder y virtud.
Marciano
-Si no tiene cuerpo, no
tendrá corazón, porque los
sentidos no se manifiestan
sin miembros.
Acacio
-El
conocimiento no precede a
los miembros, sino que lo da
Dios. ¿Qué relación hay
entre el cuerpo y el
sentido?
Marciano
-Mira a los catafrigias,
hombres de religión antigua,
que la abandonaron y se
convirtieron a mis dioses y
les ofrecen sacrificios.
Apresúrate a imitarlos.
Reúne a todos los cristianos
de la ley católica y abraza
la religión de nuestro
emperador. Trae contigo a
todo el pueblo que está bajo
tus órdenes.
Acacio
-No se
rigen por mi voluntad, sino
por los mandamientos de
Dios. Me atenderán si les
mando cosas justas, pero me
despreciarán si les ordeno
cosas malas y nocivas.
Marciano
-Dame los nombres de todos
ellos.
Acacio
-Sus
nombres están escritas en
las páginas divinas del
libro del cielo. ¿Como han
de ver ojos mortales lo que
el poder de Dios inmortal e
invisible escribió?
Marciano
-¿Donde están los otros
magos compañeros de tu arte,
y los maestros de esta
engañosa falacia?
Acacio
-Nosotros todo lo recibimos
de Dios, y aborrecemos toda
secta de arte mágica.
Marciano
-Por eso sois magos, porque
habéis introducido no sé que
nuevo modo de religión.
Acacio
-Destruimos los dioses que
vosotros habéis fabricado, y
a los que tanto miedo
tenéis. El día que la piedra
no encuentre un artista, o
al artista le falte piedra,
os quedaréis sin dioses.
Nosotros tenemos no a quien
nosotros hemos fabricado,
sino a aquel quien nos ha
hecho a nosotros, que nos
creó como Señor, nos amó
como Padre y como buen
abogado, nos libró de muerte
eterna.
Marciano
-Dame los nombres o eres
condenado.
Acacio
-¿Estoy ante el tribunal y
me preguntas el nombre? O
¿Piensas vencer a todos
juntos cuando yo solo te
venzo? Si tienes interés por
los nombres, me llaman
Acacio, y si quieres mi
nombre propio, Agatángelo;
mis compañeros, Pisón,
obispo de Troya, y Menandro,
presbítero. Ahora haz lo que
te plazca.
Marciano
-Serás encerrado en la
cárcel hasta que el
emperador sea informado de
los actos y determine lo que
se ha de hacer de ti.
El emperador Decio leyó el
proceso, y admirado de las
respuestas de la disputa, se
rió, y luego dio a Marciano
la prefectura de Panfilia.
En cuanto a Acacio, admirado
de su constancia, le tuvo en
gran estima, y le dio la
libertad.
Todo
esto tuvo lugar en el
consulado de Marciano,
siendo emperador Decio, el
día cuarto de las calendas
de abril (29 de marzo)."
("Actas Selectas
de Mártires". Tomo I, pág.
59. |