LOS JUDAIZANTES Y EL APÓSTOL
PABLO
(Las 7 leyes de Noé y el Concilio de
Jerusalén)
Introducción.
Tratar sobre el tema de "judaizar"
no es cosa fácil para nosotros que
hemos accedido a la fe de Jesús -al
que hemos reconocido como el Mesías
de Israel- desde el ámbito gentil o
no judío. Cuando digo gentil (goy
en hebreo) me estoy refiriendo a que
si el mensaje del Señor es
primeramente para los judíos: "A
estos doce envió Jesús, y les dio
instrucciones, diciendo: Por
camino de gentiles no vayáis, y
en ciudad de samaritanos no entréis,
sino id antes a las ovejas
perdidas de la casa de Israel"
(Mateo 10:5-6) y "Porque
no me avergüenzo del evangelio,
porque es poder de Dios para
salvación a todo aquel que cree;
al judío primeramente, y
también al griego" (Romanos
1:16), nosotros como gentiles, esto
es, como no pertenecientes a la
familia física de Israel (para ello
según la Ley judía hay que ser
hijo de judía -ni siquiera vale
con ser hijo de judío y de madre
gentil-) hemos sido invitados a ser
injertados en ese árbol que es
Israel por medio de la conversión al
Mesías: "Porque
si tú (gentil o goy)
fuiste cortado
del que por naturaleza es olivo
silvestre (el paganismo),
y contra naturaleza fuiste injertado
en el buen olivo (esto es, en
el pueblo de Israel por la
conversión), ¿cuánto
más éstos, que son las ramas
naturales (los judíos),
serán injertados en su propio olivo?"
(Romanos 11:24).
Nos cuesta pues leer el "judío"
Nuevo Testamento -con un mensaje
universal- sin quitarnos las gafas
gentiles o romanas que en algún caso
nos pusieron como gentiles cuando
nacimos, y que conservamos en muchos
casos cuando nos convertimos a
Yeshua (Jesús) el Mesías de Israel.
Resulta por esto más que interesante
leer los comentarios de los judíos
(Sean éstos o no conversos al que
nosotros consideramos su Mesías:
Yeshua) cuando, analizan, traducen o
simplemente hablan del Nuevo
Testamento.
Los judíos que leen el Nuevo
Testamento o Nuevo Pacto a nada que
sean honestos y lo hagan sin las
pasiones y recelos que les produce
el simple nombre de Jesús o de
Cristianismo (debido al malísimo
testimonio que durante 1800 años les
han dado ciertas religiones
mayoritarias que se hacen llamar
cristianas) enseguida detectan que
es un libro judío, escrito por
judíos, sobre temas judíos, con una
mentalidad plenamente judía. Si
alguien sabe francés existe una
traducción de la Biblia de un judío
llamado André Chouraqui, rabino
judío ortodoxo francés, traductor de
la Biblia (Antiguo y Nuevo
Testamento) en versión judía. Alguno
de sus comentarios ya los escribo en
otra parte de esta WEB, pero los
repito aquí: "Yeshua,
portador de un anuncio de redención,
aspira a cumplir la Torá, no a
suprimirla: la verdadera piedad
exige una absoluta sinceridad, un
amor infinito hacia ADONAI y hacia
el prójimo. La oración que enseña a
sus discípulos, el "Padre Nuestro" (Matyah
6:9-13 - Mateo 6:9-13) une dos
textos que los judíos recitan
cotidianamente en las liturgias, el
Qadish y los Semonei ´Esrei o "Dieciocho
bendiciones". (La Bible
Chouraqui, Liminaire pour un Pacte
neuf; pág. 1870) Hablando de
Pablo, este mismo autor, que se dice
a si mismo "al
parecer, el primero en Israel en
haber traducido y comentado el
conjunto de los textos del Nuevo
Testamento", nos dice: "A
diferencia de una importante facción
del judaísmo helenizado, Pablo jamás
rompió con sus raíces hebraicas y
rabínicas, y permanecerá
inquebrantablemente fiel hasta la
muerte a Elohim y al Pueblo de
Israel: Como en el caso de Iéoshua,
fue condenado a muerte por los
romanos en tanto que judío rebelde.
A pesar de su antilegalismo (...)
Pablo fue toda su vida un judío
ferviente y practicante. Encontraba
en las comunidades judías de la
Diáspora una acogida generalmente
abierta. La cronología de sus viajes
se fija en función de las fiestas
judías. La resistencia que los
fariseos, cuando pueden, oponen a su
acción, era normal en el
enfrentamiento general entre sectas
(judías) de su tiempo (...) En
nuestros días todavía un rabino, de
la obediencia que sea, ortodoxo,
conservador o liberal, jamás es
acogido sin reservas ni riesgos en
la sinagoga de una tendencia que no
sea la suya" (La
Bible Chouraqui, Lettres de Paulos;
Pág. 2182).
Como resumen de lo dicho, tan solo
al menos el intento de hacer ver que
como gentiles que somos, sin parte
ni beneficio de la riquísima y
milenaria cultura judía y su
herencia religiosa, difícilmente
podremos entender y leer el Nuevo
Testamento como lo que es: Un libro
judío. Estudiando judaísmo apenas
podemos vislumbrarlo, debido a las
gafas "romanas" y "romanizadas" que
hemos heredado, o simplemente -si
somos honestos- a nuestra
desgraciada en muchos casos
Judeofóbia heredada culturalmente,
seamos católico-romanos,
protestantes o evangélicos o de
cualquier otro grupo llamado "cristiano".
Y esto es importante para el estudio
que pretendo desarrollar a
continuación.
La conversión al judaísmo. Los "prosélitos
de la puerta" y los "prosélitos de
la justicia".
Cuando un judío habla de que alguien
es "judío" se está refiriendo a una
persona que, habiendo nacido de
madre judía (de vientre judío)
ha sido circuncidada al octavo día
conforme al ritual establecido por
la ley de Moisés. Es por esto que a
los verdaderos judíos les molesta
enormemente la cantidad de "tarados"
(que es lo que son) que, proviniendo
del cristianismo, hoy en día se
refieren a si mismos como "judíos"
en la mayor de los casos por
ignorancia.
(NOTA: no estamos hablando
aquí de la manera en que Pablo nos
llama a los gentiles que hemos
abrazado la Ley del Mesías "judíos"
interiormente o cosas similares,
sino de lo que para el judaísmo ha
sido y es un judío hoy y hace 2000
años).
Si un goy (gentil) se acerca
a un rabino judío y le dice "quiero
convertirme al judaísmo", lo más
probable es que primeramente el
rabino analice bien el porqué de
dicho deseo, y que le explique, tras
un minucioso estudio del tema, que
no es necesario que se circuncide ni
que guarde los más de 600
mandamientos que todo judío debe
guardar según la Ley de Moisés, sino
que le basta, para agradar al Dios
de Israel, el cumplir lo que ellos
llaman las 7 leyes de Noé (que
enseguida analizaremos), y pase así
a convertirse en un Noéjida o
"Prosélito de la puerta", a
diferencia del que siguiendo
adelante por las razones que sean,
desea pertenecer 100% al pueblo de
Israel, circuncidarse, y guardar
toda la Ley de Moisés, al que llaman
"Prosélito de la justicia".
Insisto en que un rabino
primeramente tratará de hacer notar
al gentil que no es necesario de
ningún modo circuncidarse ni comer
kosher (las complicadas
reglas dietéticas para los judíos
según la Ley) ni guardar todos los
complicados mandamientos de la ley
de Moisés.
Las 7 leyes de Noé y el Concilio
de Jerusalén.
Las 7 leyes de Noé son 7
leyes que la tradición judía -basada
en las Escrituras- dice que deben
ser guardadas por los gentiles
o goym (personas de madre no
judía que no han ingresado por el
ritual correspondiente en el
judaísmo) que quieren servir a Dios
sin necesidad de guardar la Torá de
Moisés. A estos gentiles se les
llama en el Nuevo testamento "Prosélitos"
o "Temerosos de Dios". El
judaísmo los llama "Noájidas" (de
Noé), "Prosélitos de la Puerta" o
simplemente "Temerosos de Dios".
Como hemos dicho arriba el judaísmo
en general distingue entre los
llamados "Prosélitos de la Puerta" (que
se limitan a guardar las 7 leyes) y
los "Prosélitos de la Justicia" que
dan el paso de circuncidarse y
realizar otros rituales y pertenecer
así plenamente al pueblo de Israel.
En el caso del Nuevo Testamento el
centurión de Hechos 10:1 "...llamado
Cornelio, centurión de la compañía
llamada la Italiana, piadoso y
temeroso de Dios" es un "prosélito
de la puerta", mientras que el "Nicolás
prosélito de Antioquia"
de Hechos 6:5 sería un "prosélito
de la justicia", circuncidado (si
no, no hubiese tenido siquiera
acceso al Templo de Jerusalén donde
los primeros judeocristianos se
congregaban) y guardador de la Ley
de Moisés. Esto, que a nosotros como
gentiles se nos escapa, para un
judío que lee el Nuevo Testamento es
una obviedad absoluta, pues forma
parte de su vida, de su cultura y de
su sentir cotidiano. Es evidente,
claro y sencillo.
Respecto a las citadas 7 Leyes de
Noé, éstas son: (se recogen
entre otros textos en la tradición
judía en el Talmud, Sanedrín 56 a y
b)
-
No adorar dioses falsos (Cualquier
dios fuera del Dios de Israel)
-
No blasfemar.
-
No asesinar.
-
No robar.
-
No mantener relaciones
sexuales ilícitas (no fornicar).
-
No comer carne de animal con
sangre o vida (comer animales
sacrificados según leyes
específicas del judaísmo).
-
Promover el juicio y la
justicia en el lugar de
residencia (Vidas honestas y
rectas).
El lugar que corresponde a cada uno,
directo o indirecto, en la Torá (Pentateuco),
posteriormente al Diluvio lo
encontramos en (cito con una Biblia
judía). Añado el comentario que
hacen los judíos ortodoxos a cada
versículo en relación con las Leyes.:
-
"a imagen
de Elohim Él hizo al hombre"
(Bereshit / Génesis 9:6) - Si Él
nos hizo, ¿cómo habremos de
adorar falsas deidades?
-
"Elokim
bendijo a Noaj y a sus hijos"
(Bereshit / Génesis 9:1) - Si Él
nos ha bendito, ¿cómo habremos
de blasfemar?
-
"Yo pediré
cuentas a cada uno por la vida
del hombre" (Bereshit /
Génesis 9:5)
-
"Todo lo
que se desplaza y vive os
servirá de alimento. Del mismo
modo que las plantas, os lo doy
todo" (Bereshit / Génesis
9:3) - Todo esto nos ha
entregado, pero ¿tenemos derecho
a usurpar/robar aquello que no
nos ha dado?
-
"Yo
establezco Mi pacto con
vosotros, con vuestros
descendientes después de
vosotros" (Bereshit /
Génesis 9:9) - Si no se mantiene
la fidelidad conyugal, y el
respeto y orden sexual, ¿cómo
estar seguro de que aquel a
quien llamamos hijo es realmente
nuestro hijo, y no hijo del
amante de nuestra señora?
-
"no
comeréis carne con su vida
(su sangre)" (Bereshit /
Génesis 9:4)
-
"Yo
establezco Mi pacto con vosotros"
(Bereshit / Génesis 9:9) - ¿Qué
garantiza que los pactos sean
debidamente acordados y
mantenidos sino la justicia y el
juicio?
Según la tradición judía seis de
estos siete mandamientos habían sido
dictados a Adán aún estando en el
jardín del Edén. Hoy los judíos
ortodoxos no creyentes en Yeshua
piensan que un gentil que quiere
agradar al Dios de Israel se basta
con cumplir los 10 mandamientos y
estas llamadas 7 leyes de Noé. Al
parecer en la época de Jesús se
discutía cual era el número de estos
mandamientos para los gentiles, si
4, 6 ó 7.
Lo que mandó el llamado (pues la
palabra "Concilio" no está en la
Biblia) Concilio de Jerusalén
(cuando la primera iglesia era
judía) para los gentiles que
se querían convertir al Mesías, como
el lector conocedor del Nuevo
Testamento habrá reconocido es
exactamente esto que acabamos de
leer. Veámoslo:
"Por lo cual
yo juzgo que no se inquiete a los
gentiles que se convierten a Dios,
sino que se les escriba que se
aparten de las contaminaciones de
los ídolos, de fornicación, de
ahogado y de sangre"
(Hechos 15:19)
Esto es:
-
Que sean monoteístas y crean
solo en el Dios de Israel: "que
se aparten de las
contaminaciones de los ídolos"
(Esto incluye no blasfemar, no
robar, etc.)
-
Que no mantengan relaciones
sexuales ilícitas: "que
se aparten de... fornicación"
-
Que no coman carne de animales
ahogados: "que
se aparten de... ahogado"
(Esto habla de la manera en que
según el judaísmo debe ser
sacrificado un animal -sin
dolor-, etc.)
-
Que no coman carne con su
sangre: "que
se aparten... de sangre"
(Absolutamente prohibido para un
judío -y por ende para un
cristiano- probar la sangre,
como vemos en numerosos textos
de la Biblia)
Como vemos, Pablo, como buen judío
que era, conocedor de la Ley y
criado en Jerusalén a los pies del
fariseo Gamaliel I, aplicó a los
gentiles que se convertían al Mesías
lo que él ya sabía: Que un gentil
que deseaba servir a Dios y
honrarle, no tenía porqué cumplir
los complicados ritos de la Ley de
Moisés reservados exclusivamente a
los judíos. Así dice el judío Simon
bar Joná (Pedro) en el Concilio:
"Ahora, pues,
¿por qué tentáis a Dios, poniendo
sobre la cerviz de los discípulos
un yugo que ni nuestros padres ni
nosotros hemos podido llevar?
Antes creemos que por la gracia del
Señor Jesús seremos salvos, de igual
modo que ellos." (Hechos
15:10-11).
Veremos como afecta esto a judíos
y después a los gentiles:
Los judeonazarenos o
judeocristianos y la Ley de Moisés
Observemos que pese a que Pedro dice
esto, él así como Pablo y los demás
"judeocristianos"
eran fieles judíos cumplidores de la
ley, como lo había sido el mismo
Jesús. Así vemos que el libro de los
Hechos nos da varias pistas al
respecto. No justificamos con esto
el "judaizar" para los gentiles,
pero si el entender que un judío que
cree en el Mesías (como conozco ya a
varios) puede guardar la Ley de
Moisés como tal ya que como dice
Pablo: "Porque
Dios es uno, y él justificará por la
fe a los de la circuncisión, y por
medio de la fe a los de la
incircuncisión. ¿Luego por la fe
invalidamos la ley? En ninguna
manera, sino que confirmamos
la ley." (Romanos
3:30-31):
Los judeocristianos, como judíos que
eran se reunían en el Templo de
Jerusalén, sin que los demás judíos
lo impidiesen:
"Y
perseverando unánimes cada día en
el templo" (Hechos 2:46)
"Pedro y Juan
subían juntos al templo a la
hora novena, la de la oración"
(Hechos 3:1)
"y estaban
todos unánimes en el pórtico de
Salomón" (Hechos 5:12)
"Id, y puestos
en pie en el templo, anunciad
al pueblo todas las palabras de esta
vida" (Hechos 5:20)
"Y todos los
días, en el templo y por las
casas, no cesaban de enseñar y
predicar a Jesucristo"
(Hechos 5:42)
Una de las FALSAS acusaciones
que se hacían contra los
judeocristianos es que querían
abolir la Ley de Moisés, que
ellos como judíos seguían cumpliendo,
pese a que en el Concilio de
Jerusalén establecieron que no fuese
así con los gentiles que se
convertían:
"Entonces
sobornaron a unos para que
dijesen que le habían oído
hablar palabras blasfemas contra
Moisés y contra Dios (...) Y
pusieron testigos falsos que
decían: Este hombre no cesa de
hablar palabras blasfemas contra
este lugar santo y contra la ley,
pues le hemos oído decir que ese
Jesús de Nazareth destruirá este
lugar, y cambiará las costumbres
que nos dio Moisés."
(Hechos 6:11-14).
"Entonces
Pedro dijo: Señor, no; porque
ninguna cosa común o inmunda he
comido jamás." (Hechos
10:14). Pedro es evidente que seguía
guardando la ley de Moisés al no
comer alimentos no Kosher (otra cosa
es la enseñanza que Dios le da aquí
usando este tema).
"Y cuando
Pedro subió a Jerusalén,
disputaban con él los que eran de la
circuncisión, diciendo: ¿Por qué
has entrado en casa de hombres
incircuncisos, y has comido con
ellos?" (Hechos 11:2).
Nuevamente vemos como para estos
judeocristianos primitivos, que
guardaban al extremo la Ley como
judíos que eran, necesitan de una
explicación para entender porqué en
este caso Pedro no la guardó.
"Y llegados a
Jerusalén, fueron recibidos por la
iglesia y los apóstoles y los
ancianos, y refirieron todas las
cosas que Dios había hecho con
ellos. Pero algunos de la secta de
los fariseos, que habían creído, se
levantaron diciendo: Es necesario
circuncidarlos, y mandarles que
guarden la ley de Moisés"
(Hechos 15:4-5) Si pidieron que
guardasen la Ley, pese a que como
hemos visto el judaísmo enseña que
no es necesario, es porque ellos
como judíos si la guardaban, pese a
saber que no es por la Ley que uno
es justificado, sino por la fe en el
Mesías, que confirma la Ley que
ellos cumplían.
"Y al día
siguiente Pablo entró con nosotros a
ver a Jacobo, y se hallaban reunidos
todos los ancianos; (...)
y le dijeron: Ya ves, hermano,
cuántos millares de judíos hay que
han creído; y todos son celosos por
la ley." (Hechos
21:18-20)
"Pero se les
ha informado en cuanto a ti
(se trata de una falsa
acusación),
que enseñas a todos los judíos
que están entre los gentiles a
apostatar de Moisés, diciéndoles que
no circunciden a sus hijos, ni
observen las costumbres.
(vemos que esto no es cierto, si lo
es respecto a los gentiles como
hemos visto)
¿Qué hay, pues? La multitud se
reunirá de cierto, porque oirán que
has venido. Haz, pues, esto que te
decimos: Hay entre nosotros cuatro
hombres que tienen obligación de
cumplir voto. Tómalos contigo,
purifícate con ellos, y paga sus
gastos para que se rasuren la
cabeza; y todos comprenderán que
no hay nada de lo que se les informó
acerca de ti, sino que tú también
andas ordenadamente, guardando la
ley" (Hechos
21:21-24). Si vamos a Números 6 en
el Antiguo Testamento veremos que
para rasurar su cabeza y acabar su
voto, los nazareos debían hacer un
sacrificio de animales
(Tórtolas o incluso corderos según
el caso). Esto es lo que pagó Pablo,
y ¡¡les acompañó a sacrificar
animales!! (¡Qué choque para los
cristianos que leen esto!!) como
judío observante de la Ley que era.
Como seguimos leyendo tras este
texto de Hechos, la no observancia
de la Ley, la sola observancia de
las Leyes de Noé es: "...tú
también andas ordenadamente,
guardando la ley. Pero en cuanto
a los gentiles que han
creído, nosotros les hemos escrito
determinando que no guarden nada
de esto..." (Hechos
21:24-25). Esto es, sabían, como era
y sigue siendo en el judaísmo, que
para un gentil basta con guardar las
leyes de Noé, sin la carga de la ley
Mosaica.
Inmediatamente el libro de Hechos
nos refiere las falsas
acusaciones de otros judíos no
creyentes en Yeshua contra el judío
Pablo:
"Pero cuando
estaban para cumplirse los siete
días, unos judíos de Asia, al verle
en el templo, alborotaron a toda la
multitud y le echaron mano, dando
voces: ¡Varones israelitas, ayudad!
Este es el hombre que por todas
partes enseña a todos contra el
pueblo, la ley y este lugar; y
además de esto, ha metido a
griegos en el templo, y ha profanado
este santo lugar."
(Hechos 21:27-28). Tan falso
es según nos relata hechos, el decir
que Pablo enseñaba contra Israel, la
Torá y el Templo, como el decir que
había metido gentiles en el Templo.
Veamos a continuación la defensa de
Pablo ante estas acusaciones:
"Yo de
cierto soy judío, nacido en
Tarso de Cilicia, pero criado en
esta ciudad, instruido a los pies de
Gamaliel, estrictamente conforme
a la ley de nuestros padres, celoso
de Dios, como hoy lo sois todos
vosotros" (Hechos 22:3).
Pablo les dice que es tan celoso de
Dios como lo son ellos como judíos
estrictos en cuanto a la Ley. Pese a
todo Pablo sabe, como nos dice en
Romanos, que la importancia está en
la ley y la circuncisión interior,
que no distingue entre judío o
gentil, y que en el caso del judío
le confirma la Ley exterior.
"Porque
cuando los gentiles que no tienen
ley, hacen por naturaleza lo que
es de la ley, éstos, aunque no
tengan ley, son ley para sí mismos,
mostrando la obra de la ley
escrita en sus corazones"
(Romanos 2:14-16) "Pues
no es judío el que lo es
exteriormente, ni es la
circuncisión la que se hace
exteriormente en la carne, sino
que es judío el que lo es en lo
interior, y la circuncisión
es la del corazón, en espíritu,
no en letra; la alabanza del cual no
viene de los hombres, sino de Dios"
(Romanos 2: 28-29)
Y dice más adelante que precisamente
por esto, porque la cosa va de la
fe que hay dentro, que: "¿Luego
por la fe invalidamos la ley? En
ninguna manera, sino que
confirmamos la ley."
(Romanos 3:30-31). La fe no invalida
ni anula la Ley o Torá, la fe
confirma la Ley (Repito e insisto
aquí que para el judío, no para el
gentil).
Más adelante Pablo, al ser juzgado,
insiste en su condición de celoso
fariseo guardián de la Ley (en
primer lugar como él mismo dice, de
la interior que confirma y da
sentido a la exterior):
"Entonces
Pablo, notando que una parte era de
saduceos y otra de fariseos, alzó la
voz en el concilio: Varones
hermanos, yo soy fariseo,
hijo de fariseo; acerca de la
esperanza y de la resurrección de
los muertos se me juzga."
(Romanos 23:6). Esto no es una
triquiñuela de Pablo, ni una
"mentira piadosa" para despistar, es
que él era fariseo, y nunca dejó de
serlo: "Si
alguno piensa que tiene de qué
confiar en la carne, yo más:
circuncidado al octavo día, del
linaje de Israel, de la tribu de
Benjamín, hebreo de hebreos; en
cuanto a la ley, fariseo, en
cuanto a celo, perseguidor de la
iglesia; en cuanto a la justicia
que es en la ley, irreprensible"
(Filipenses 3:4-5), y dice más
adelante, en línea con su idea de
que la Ley externa no tiene sentido
ni valor sin la Ley interna: "Pero
cuantas cosas eran para mí ganancia,
las he estimado como pérdida por
amor de Cristo. Y ciertamente, aun
estimo todas las cosas como pérdida
por la excelencia del conocimiento
de Cristo Jesús, mi Señor, por amor
del cual lo he perdido todo, y lo
tengo por basura, para ganar a
Cristo, y ser hallado en él, no
teniendo mi propia justicia, que es
por la ley, sino la que es por la fe
de Cristo, la justicia que es de
Dios por la fe"
(Filipenses 3:7-9), lo que concuerda
con lo que leíamos de Pedro en
Hechos, y con lo que abríamos este
apartado:
"Ahora, pues,
¿por qué tentáis a Dios, poniendo
sobre la cerviz de los discípulos
un yugo que ni nuestros padres ni
nosotros hemos podido llevar?
Antes creemos que por la gracia
del Señor Jesús seremos salvos, de
igual modo que ellos."
(Hechos 15:10-11). Hemos visto que
pese a la apologética anti-Lay
(Torá) que comenzaron los Padres de
la Iglesia (gentiles) a partir del
siglo II y más en concreto del III,
el Libro de Hechos o la lectura por
un judío del Nuevo Testamento no
indican que por esto la Ley
ceremonial que los judeocristianos
guardaron el el siglo I (y después
en siglos posteriores) quedase
invalidada para los descendientes
físicos de Israel, sino que por
medio de la fe en el Mesías Yeshua
que ellos tenían y en la que
pusieron sus esperanzas para su
justificación, quedaba confirmada y
cobraba su verdadero sentido, aún
siendo sombra de las cosas
celestiales.
Los gentiles nazarenos o
cristianos y la Ley de Moisés
Si como acabamos de ver la Ley
de Moisés en su vertiente ceremonial
no ha sido ni será abolida para el
pueblo físico judío, tal y como el
Señor dijo...
"No penséis
que he venido a abolir la Ley
(Torá) o los
Profetas; no he venido a abolir,
sino a cumplir, porque de cierto
os digo que antes que pasen el cielo
y la tierra, ni una jota ni una
tilde pasará de la Ley, hasta que
todo se haya cumplido. De manera
que cualquiera que quebrante uno de
estos mandamientos muy pequeños y
así enseñe a los hombres, muy
pequeño será llamado en el reino de
los cielos; pero cualquiera que los
cumpla y los enseñe, este será
llamado grande en el reino de los
cielos." (Mateo 5:17-19)
...Si debemos decir que en el caso
de los gentiles que se convierten al
Dios de Israel el caso es bien
distinto. Como hemos visto arriba,
el judaísmo no considera a su Dios
como algo propio para ellos, sino
que Él es el Dios de toda la Tierra,
inclusive para los gentiles que por
medio de la conversión pueden
participar de sus bendiciones.
Sin embargo, con la Ley o Torá la
cosa es bien distinta. El judío
ortodoxo considera la Ley o Torá
como algo propio y específico de su
pueblo, algo que les incumbe
exclusivamente a ellos. Así nos dice
el judío apóstol Pablo hablando de
los judíos:
"...mis
hermanos, los que son mis parientes
según la carne; que son israelitas,
de los cuales son la
adopción, la gloria, el pacto, la
promulgación de la ley, el culto
y las promesas; de quienes son
los patriarcas, y de los cuales,
según la carne, vino Cristo, el cual
es Dios sobre todas las cosas,
bendito por los siglos. Amén."
(Romanos 9:3-5)
Por ello como hemos visto la manera
de ingresar al judaísmo de un gentil
pasa por el cumplimiento de corazón
de las citadas 7 leyes de Noé (En el
Concilio se citan 4 "protoleyes"
-recordemos que en esa época se
discutía en el seno del judaísmo
cuantas eran éstas leyes-). Veámoslo
en un par de ejemplos
neotestamentarios donde Pablo habla
a los gentiles:
-
No adorar dioses falsos
(Cualquier dios fuera del Dios
de Israel)
-
No blasfemar.
-
No asesinar.
-
No robar.
-
No mantener relaciones
sexuales ilícitas (no fornicar).
-
No comer carne de animal con
sangre o vida.
-
Promover el juicio y la
justicia en el lugar de
residencia.
"(1ª
Ley de Noé)
Por lo demás, hermanos, os rogamos y
exhortamos en el Señor Jesús, que de
la manera que aprendisteis de
nosotros cómo os conviene
conduciros y agradar a Dios ,
así abundéis más y más. Porque ya
sabéis qué instrucciones os dimos
por el Señor Jesús; pues la voluntad
de Dios es vuestra santificación;
(5ª Ley de Noé)
que os apartéis de fornicación;
que cada uno de vosotros sepa tener
su propia esposa en santidad y
honor; no en pasión de
concupiscencia, como los gentiles
que no conocen a Dios;
(4ª Ley de Noé)
que ninguno agravie ni engañe en
nada a su hermano; porque el
Señor es vengador de todo esto, como
ya os hemos dicho y testificado.
Pues no nos ha llamado Dios a
inmundicia, sino a santificación.
Así que, el que desecha esto, no
desecha a hombre, sino a Dios, que
también nos dio su Espíritu Santo.
Pero acerca del amor fraternal no
tenéis necesidad de que os escriba,
porque vosotros mismos habéis
aprendido de Dios que os améis unos
a otros; y también lo hacéis así con
todos los hermanos que están por
toda Macedonia. Pero os rogamos,
hermanos, que abundéis en ello más y
más;
(7ª Ley de Noé)
y que procuréis tener tranquilidad,
y ocuparos en vuestros negocios, y
trabajar con vuestras manos de la
manera que os hemos mandado, a
fin de que os conduzcáis
honradamente para con los de afuera,
y no tengáis necesidad de nada. (1ª
Tesalonicenses 4:1-8)
"Y manifiestas son las obras de la
carne, que son:
(5ª Ley de Noé)
adulterio, fornicación,
inmundicia, lascivia,
(1ª Ley de Noé)
idolatría, hechicerías,
(7ª Ley de Noé)
enemistades, pleitos,
celos, iras,
contiendas, disensiones,
herejías, envidias,
(4ª Ley de Noé)
homicidios, borracheras,
orgías, y cosas semejantes a estas;
acerca de las cuales os amonesto,
como ya os lo he dicho antes, que
los que practican tales cosas no
heredarán el reino de Dios" (Gálatas
5:19-21)
Podríamos buscar otros ejemplos
donde el apóstol Pablo dirigiéndose
a iglesias gentiles les conmina a
guardar los mandamientos de Dios de
manera similar a estas 7 leyes de
Noé (curiosamente no le da tanta
importancia a las leyes dietéticas
del Concilio referentes a la comida,
al menos en sus cartas).
¿Qué es pues judaizar para Pablo?
La carta a los gentiles de Galacia:
En primer lugar démonos cuenta que
la carta a los Gálatas es del año 49
ó 50 d.C. mientras que el Concilio
de Jerusalén es de uno o dos años
antes: del año 48 d.C. Esto es,
Pablo escribe a unas iglesias
gentiles que, habiéndose saltado a
la ligera las directrices
apostólicas del concilio celebrado
uno o dos años antes en Jerusalén
que mandaban a los gentiles a no
guardar la Ley de Moisés (que como
hemos visto es algo particular y
propio del pueblo físico judío) les
instaban sin embargo a guardar las
citadas leyes de Noé establecidas
para los gentiles. Pasemos a
analizar a la luz de lo expuesto la
carta.
Como hemos visto, el problema surge
unos años antes, cuando ciertos
judíos nazarenos (mesiánicos, que es
como se traduce el hebreo
"cristianos"), llegaron a las
iglesias de Asia menor como se nos
dice en el libro de los Hechos de
los Apóstoles, capítulo 15,
versículos 1 al 2:
"Entonces algunos que venían de
Judea enseñaban a los hermanos: «Si
no os circuncidáis conforme al rito
de Moisés no podéis ser salvos».
Pablo y Bernabé tuvieron una
discusión y contienda no pequeña con
ellos. Por eso se dispuso que Pablo,
Bernabé y algunos otros de ellos
subieran a Jerusalén, a los
apóstoles y a los ancianos, para
tratar esta cuestión."
La cuestión de los llamados
"judaizantes", surge como una
controversia entorno a si los
convertidos gentiles (no
pertenecientes físicamente al pueblo
judío) debían o no someterse al rito
de la circuncisión y a la Ley
mosaica en su aspecto ceremonial y
de costumbres. ¿Bastaba la sola fe e
identificación con la obra del
Mesías en el Calvario para ser
salvo, y entrar a formar parte del
Israel de Dios?; o por el contrario,
¿había que adherirse a los ritos de
la Ley mosaica y ser circuncidado
para ser salvo, y pasar a ser un
buen seguidor y discípulo del
Mesías?.
Para responder a estas cuestiones,
la iglesia, como ya hemos visto en
su inmensísima mayoría todavía
judía, celebró un concilio en
Jerusalén.
"Al llegar a Jerusalén fueron
recibidos por la iglesia, por los
apóstoles y los ancianos, y
refirieron todas las cosas que Dios
había hecho con ellos.
Pero algunos de la secta de los
fariseos, que habían creído, se
levantaron diciendo:
—Es necesario circuncidarlos y
mandarles que guarden la Ley de
Moisés
(como hemos visto esto no es
necesario ni en el judaísmo actual
más ortodoxo).
Entonces se reunieron los apóstoles
y los ancianos para conocer de este
asunto. Después de mucha discusión,
Pedro se levantó y les dijo:
—Hermanos, vosotros sabéis cómo ya
hace algún tiempo Dios escogió que
los gentiles oyeran por mi boca la
palabra del evangelio y creyeran. Y
Dios, que conoce los corazones, les
dio testimonio, dándoles el Espíritu
Santo lo mismo que a nosotros; y
ninguna diferencia hizo entre
nosotros y ellos, purificando por la
fe sus corazones. Ahora pues,
¿por qué tentáis a Dios, poniendo
sobre la cerviz de los discípulos un
yugo que ni nuestros padres ni
nosotros hemos podido llevar? Antes
creemos que por la gracia del Señor
Jesús seremos salvos, de igual modo
que ellos.
(ojo, que como dice Pablo,
esta fe no invalida la Ley o Torá,
sino que la confirma)
Entonces toda la multitud calló, y
oyeron a Bernabé y a Pablo, que
contaban cuán grandes señales y
maravillas había hecho Dios por
medio de ellos entre los gentiles.
Cuando ellos callaron, Jacobo
respondió diciendo:
—Hermanos, oídme. Simón ha contado
cómo Dios visitó por primera vez a
los gentiles para tomar de ellos
pueblo para su nombre. Y con esto
concuerdan las palabras de los
profetas, como está escrito:
"Después de esto volveré
y reedificaré el tabernáculo
de David, que está caído;
y repararé sus ruinas,
y lo volveré a levantar,
para que el resto de los
hombres busque al Señor,
y todos los gentiles, sobre
los cuales es invocado mi
nombre,
dice el Señor, que hace
conocer todo esto desde
tiempos antiguos".
Por lo cual yo juzgo que no se
inquiete a los gentiles que se
convierten a Dios,
(poniéndoles una carga innecesaria
para los gentiles, esto es, guardar
la Ley de Moisés o Torá)
sino que se les escriba que se
aparten de las contaminaciones de
los ídolos, de fornicación, de
ahogado y de sangre,
(Las citadas leyes de Noé)
porque Moisés desde tiempos antiguos
tiene en cada ciudad quien lo
predique en las sinagogas, donde es
leído cada sábado."
Tras estas decisiones, se escribió
desde Jerusalén una carta a las
iglesias de los gentiles, donde se
decía:
"Los apóstoles, los ancianos y los
hermanos, a los hermanos de entre
los gentiles que están en Antioquía,
Siria y Cilicia: Salud. Por cuanto
hemos oído que algunos que han
salido de nosotros, a los
cuales no dimos orden,
(Los que trataban de hacer judaizar
a los gentiles salieron de la
iglesia de Jerusalén, y como los
Fariseos convertidos al Mesías que
citaba Hechos más arriba, su
excesivo celo por la Ley por poco se
convierte en un grandísimo
impedimento para la conversión de
los gentiles)
os han inquietado con palabras,
perturbando vuestras almas, mandando
circuncidaros y guardar la Ley, nos
ha parecido bien, habiendo llegado a
un acuerdo, elegir varones y
enviarlos a vosotros con nuestros
amados Bernabé y Pablo, hombres que
han expuesto su vida por el nombre
de nuestro Señor Jesucristo. Así que
enviamos a Judas y a Silas, los
cuales también de palabra os harán
saber lo mismo, pues ha parecido
bien al Espíritu Santo y a nosotros
no imponeros ninguna carga más que
estas cosas necesarias:
(Necesarias para la conversión del
gentil, como enseña el judaísmo más
tradicional aún hoy en día.
Necesarias para el Espíritu Santo
según dice el Nuevo Testamento)
que os abstengáis de lo sacrificado
a ídolos, de sangre, de ahogado y de
fornicación;
si os guardáis de estas cosas, bien
haréis. Pasadlo bien"
Al respecto son interesantes los
textos escritos por el propio
apóstol Pablo a los Gálatas, que
habían "judaizado". De la carta se
desprende que los cristianos de
Galacia eran de origen pagano, no
judíos
"Ciertamente, en otro tiempo, cuando
no conocíais a Dios, servíais a los
que por naturaleza no son dioses"
(Gl 4.8). Pablo recuerda a
sus lectores la alegría y la buena
disposición con que recibieron el
evangelio
"pues vosotros sabéis que a causa de
una enfermedad del cuerpo os anuncié
el evangelio al principio; y no me
despreciasteis ni rechazasteis por
la prueba que tenía en mi cuerpo. Al
contrario, me recibisteis como a un
ángel de Dios, como a Cristo Jesús.
¿Dónde, pues, está esa satisfacción
que experimentabais? Porque os doy
testimonio de que si hubierais
podido, os habríais sacado vuestros
propios ojos para dármelos"
(4.13–15).
Sin embargo, esa situación se vio
perturbada por algunos que fueron
después a imponer una pesada carga
para los gentiles provenientes del
paganismo: Nada más y nada menos que
guardar la Torá ceremonial, lo cual
hubiese sido un impedimento para la
conversión de los gentiles. Estos
judíos fariseos mesiánicos, trataban
al parecer de crear al mismo tiempo
desconfianza respecto de Pablo.
Las alusiones hechas en la carta
indican que estas personas querían
obligar a los Gálatas a someterse a
la ley de Moisés
"Decidme, los
que queréis estar bajo la Ley: ¿no
habéis oído la Ley?" (4.21),
y especialmente a aceptar la
circuncisión
"Todos los que quieren agradar en la
carne, esos os obligan a que os
circuncidéis, solamente para no
padecer persecución a causa de la
cruz de Cristo, porque ni aun los
mismos que se circuncidan guardan la
Ley; pero quieren que vosotros os
circuncidéis, para gloriarse en
vuestra carne" (6.12–13).
También los inducían a observar con
veneración especial ciertos días o
tiempos del calendario
"Guardáis los
días, los meses, los tiempos y los
años. Temo que mi trabajo en vuestro
medio haya sido en vano" (4.10-11).
Probablemente afirmaban que solo así
podrían participar de las
bendiciones prometidas por Dios a
los descendientes de Abraham por la
sola fe en el Mesías
"para que en
Cristo Jesús la bendición de Abraham
alcanzara a los gentiles, a fin de
que por la fe recibiéramos la
promesa del Espíritu" (3.14).
Por otra parte, parece que estos
maestros atacaban la autoridad de
Pablo como apóstol y sus motivos al
predicar el evangelio
"¿Acaso busco
ahora la aprobación de los hombres o
la de Dios? ¿O trato de agradar a
los hombres? Si todavía agradara a
los hombres, no sería siervo de
Cristo. Pero os hago saber,
hermanos, que el evangelio anunciado
por mí no es invención humana, pues
yo ni lo recibí ni lo aprendí de
hombre alguno, sino por revelación
de Jesucristo" (1.10, 12).
Pablo comprendió que lo que estaba
en juego no eran simplemente
prácticas externas, más o menos
indiferentes, sino la esencia del
mensaje cristiano: el reconocimiento
del valor salvador de la obra de
Jesucristo y la no obligatoriedad al
respecto de cumplir la Ley para los
gentiles conversos. Por eso insiste
en que por Cristo se da entrada al
Pueblo de Dios, al que están
llamados todos, de cualquier nación
y condición que sean.
El apóstol escribe esta carta en
medio de gran emoción, no tanto por
los ataques a su autoridad, cuanto
por el peligro que veía para la
verdad del evangelio. Advierte a los
Gálatas sobre las consecuencias de
su actitud y previene posibles
malentendidos de su enseñanza sobre
la libertad cristiana.
La carta tiene una introducción
bastante breve, en la que omite la
acostumbrada acción de gracias, para
expresar de inmediato su extrañeza
por la situación de las comunidades
(1.1–10).
La parte central de la carta
trata de tres temas principales.
En primer lugar, Pablo defiende la
autenticidad del evangelio predicado
a los Gálatas, insistiendo en que su
misión la había recibido de Dios por
medio de Jesucristo, y no de los
hombres. Y muestra que su misión
apostólica fue reconocida por los
apóstoles de Jerusalén
"Pero os hago
saber, hermanos, que el evangelio
anunciado por mí no es invención
humana, pues yo ni lo recibí ni lo
aprendí de hombre alguno, sino por
revelación de Jesucristo" "Pero
ni aun Tito, que estaba conmigo, con
todo y ser griego, fue obligado a
circuncidarse, a pesar de los
falsos hermanos que se habían
introducido entre nosotros a
escondidas, para espiar nuestra
libertad—la que tenemos en Cristo
Jesús—, para reducirnos a
esclavitud. A los tales ni por un
momento accedimos a someternos, para
que la verdad del evangelio
permaneciera con vosotros" "vieron
que me había sido encomendado el
evangelio de la incircuncisión
(entre los goym o
gentiles que solo debían guardar las
7 leyes de Noé),
como a Pedro el de la circuncisión
(entre los judíos que
seguían guardando la Torá de Moisés)
(pues
el que actuó en Pedro para el
apostolado de la circuncisión actuó
también en mí para con los
gentiles), y reconociendo la gracia
que me había sido dada, Jacobo,
Cefas y Juan, que eran considerados
como columnas, nos dieron a mí y a
Bernabé la diestra en señal de
compañerismo, para que nosotros
fuéramos a los gentiles y ellos a
los de la circuncisión" "No desecho
la gracia de Dios, pues si por la
Ley viniera la justicia, entonces en
vano murió Cristo".(1:11-12;
2:3-5; 7-10; 21).
En la segunda sección expone
detalladamente el tema de la
libertad mesiánica o cristiana
respecto de la ley:
"¡Gálatas
insensatos!, ¿quién os fascinó para
no obedecer a la verdad, a vosotros
ante cuyos ojos Jesucristo fue ya
presentado claramente crucificado?
Esto solo quiero saber de vosotros:
¿Recibisteis el Espíritu por las
obras de la Ley o por el escuchar
con fe? ¿Tan insensatos sois?
Habiendo comenzado por el Espíritu,
¿ahora vais a acabar por la carne?
¿Tantas cosas habéis padecido en
vano? Si es que realmente fue en
vano. Aquel, pues, que os da el
Espíritu y hace maravillas entre
vosotros, ¿lo hace por las obras de
la Ley o por el oír con fe? Así
Abraham creyó a Dios y le fue
contado por justicia. Sabed, por
tanto, que los que tienen fe, estos
son hijos de Abraham. Y la
Escritura, previendo que Dios había
de justificar por la fe a los
gentiles, dio de antemano la buena
nueva a Abraham, diciendo: «En ti
serán benditas todas las naciones».
De modo que los que tienen fe son
bendecidos con el creyente Abraham.
Todos los que dependen
(para su justificación y salvación)
de las obras de la Ley están bajo
maldición, pues escrito está:
«Maldito sea el que no permanezca en
todas las cosas escritas en el libro
de la Ley, para cumplirlas». Y que
por la Ley nadie se justifica ante
Dios es evidente, porque «el justo
por la fe vivirá». Pero la Ley no
procede de la fe, sino que dice: «El
que haga estas cosas vivirá por
ellas»." (Leer 3:1–5:12).
Tiene interés especial en mostrar
que esto no va contra las promesas
hechas por Dios desde tiempos
antiguos. Así había procedido con
Abraham, antes que existiera la ley.
El judío Yacob (Santiago) nos dice
al respecto de los que se quieren
justificar guardando la Torá:
“Porque
cualquiera que guardare toda la ley,
pero ofendiere en un punto, se
hace culpable de todos. Porque
el que dijo: No cometerás adulterio,
también ha dicho: No matarás. Ahora
bien, si no cometes adulterio, pero
matas, ya te has hecho trasgresor de
la ley. Así hablad, y así haced,
como los que habéis de ser
juzgados por la ley de la libertad”
(Santiago 2:10-12)
En efecto, al igual que la Ley
humana, Ud. puede ser un ciudadano
ejemplar y cumplir todas las leyes,
pero si comete un delito: p.ej. no
pagar sus impuestos, aunque el resto
de las cosas buenas que un buen
ciudadano debe hacer las haya
cumplido (Conducir bien, no robar
bancos y demás), se hace reo de
condena por la ley. Del mismo modo
la Biblia nos dice que:
"Porque
la paga del pecado es muerte,
mas la dádiva de Dios es vida eterna
en Cristo Jesús Señor nuestro"
(Romanos 6:23)
La paga de cualquier pecado es
muerte, no hace falta
incumplir toda la ley para ser reo
del infierno de fuego. Basta con
incumplir un solo punto de la misma.
Debido a esto,
solo
UNO
cumplió la Ley para justificación
(por nosotros): Cristo Jesús
(Yeshua HaMashiah), y lo hizo por
nosotros. Solo en él podemos ser
salvos sin necesidad de guardar una
Ley imposible de cumplir para los
hombres pecadores que somos.
La Torá (Ley Mosaica) es Eterna en
cuanto a ley moral, sombra y tipo de
la ley nueva que habría de venir (la
Ley del Mesías Jesús). Levítico 23
se dirige (versículo 2 y otros) a
los “Hijos
de Israel” y solo
a los Hijos de Israel, al pueblo
judío y NO a los gentiles o Goym.
Por eso la Biblia habla con tanta
dureza sobre los gentiles que
judaízan y sobre los que los quieren
hacer judaizar como esos que se
llaman “judíos” pero no lo son, sino
sinagoga de satanás: “He
aquí, yo entrego de la sinagoga de
Satanás a los que se dicen ser
judíos y no lo son, sino que mienten”
(Apocalipsis 3:9). Las leyes
rituales de la Torá son únicamente
para los Hijos de Israel físicos
(nosotros los goym lo somos,
pero “espirituales” si se me permite
la expresión).
En la parte tercera de Gálatas
(5.13–6.10), Pablo explica lo que
significa esa libertad cristiana y
cómo debe entenderse. Finalmente,
hace algunas aplicaciones concretas
a la vida del cristiano.
En la conclusión (6.11–18),
Pablo, de su puño y letra, repite
algunas de las exhortaciones
anteriores.
Muchos de los temas tratados en esta
carta se encuentran desarrollados
más ampliamente y en un tono más
sereno en la carta a los Romanos,
redactada más tarde.
Aunque los judaizantes del siglo 1º
se desvanecieron en la historia, en
todas las edades, y aún hoy en día
entre los creyentes del siglo XXI,
se levantan personas que, a mi
juicio, por un mal entendido celo y
amor por la bendita nación de Israel
y el Pueblo de Dios: el pueblo judío;
aún siendo gentiles, por una falta
de identificación y carácter en
Cristo (el Mesías), se vuelven a los
rudimentos, como Pablo llamó a
guardar las fiestas, días, formas de
comer especiales, e incluso a la
circuncisión física, reservada para
el Pueblo Hebreo: los descendientes
físicos de Abraham, Isaac y Jacob.
Aprendamos de la historia y de las
lecciones de la Sagrada Escritura.
Queden como final las
advertencias del judío fariseo
mesiánico Pablo de Tarso:
“Estad, pues,
firmes en la libertad con que
Cristo nos hizo libres, y no
estéis otra vez sujetos al yugo de
esclavitud. He aquí, yo Pablo
os digo que si os circuncidáis, de
nada os aprovechará Cristo.
Y otra vez testifico a todo hombre
que se circuncida, que está obligado
a guardar toda la ley. De
Cristo os desligasteis, los que por
la ley os justificáis; de la gracia
habéis caído.” (Gálatas
5:1-4)
Y:
“Porque
todos
los que dependen de las obras de la
ley están bajo maldición,
pues escrito está: Maldito todo
aquel que no permaneciere en todas
las cosas escritas en el libro de la
ley, para hacerlas” (Gálatas
3:10) |