Usos y Costumbres Judias
Oficios y Profesiones
EL ALFARERO
La gran demanda de alfareros en Oriente.
Esto se debe a que los utensilios de cobre
son muy costosos, porque los botes de cuero
no se acomodan a algunos domésticos, y
porque las vasijas de barro se quiebran tan
fácilmente y tienen que reponerse con
frecuencia. Las vasijas de barro poroso
tienen mayor demanda porque reservan el agua
para beber con frescura mediante la
evaporación. En climas calientes, la
cortesía usualmente demanda que "un vaso de
agua fría" se ofrezca (Mat. 10:42). Centro
de cerámica en Jerusalén. El profeta
Jeremías nos habla de una visita a un
alfarero en Jerusalén, pero el autor del
libro de las Crónicas habla de centros de
cerámica en la ciudad, "estos fueron
alfareros los cuales moraron allá con el rey
en su obra" (1 Cron, 4:23). Parece pues que
había en tiempos antiguos familias o
agrupaciones de alfareros, y también
alfareros reales. Preparación del barro para
el alfarero. El barro era adobado con los
pies para que tuviera la consistencia
necesaria. El profeta Isaías nos habla de
esta acción cuando dice: "Y hollará
príncipes como lodo, y como pisa el barro el
alfarero" (Isa. 41:25). Equipo y método del
alfarero. En la actualidad el alfarero
ejerce su oficio en muchas partes de oriente
de la misma manera que sus predecesores lo
han hecho por siglos anteriores. El taller
es muy rudo, y el alfarero trabaja tras una
banca de madera rústica. Su equipo consiste
en dos disco o ruedas de madera, con el eje
que se para verticalmente, desde el centro
del disco inferior. La rueda superior gira
así horizontalmente cuando la de abajo se
pone en movimiento con el pie. Mantiene una
bola de barro sobre la banca, y de ella le
adhiere un pedazo que ha sido previamente
suavizado, sobre rueda superior. Hace su
rueda girar, y mientras da forma al barro
con sus manos a manera de una figura cónica.
Luego usando su dedo pulgar, le hace un
agujero en la parte superior del barro
rotante, y continúa agrandándolo hasta meter
su mano izquierda dentro de ella. Cuando es
necesario, rociará el barro con agua tomada
de un recipiente que mantiene a su lado. Con
la mano derecha usa una pieza pequeña de
madera para alisar el exterior de la vasija
mientras ésta continúa rotando. Así puede
formar una vasija de cualquier forma que él
desee de acuerdo con su conocimiento
individual. Jeremías hace referencia a este
trabajo del alfarero en su mensaje, la
inspiración del cual vino cuando visitaba la
casa de un alfarero: "¿No podré yo hacer de
vosotros como este alfarero, oh casa de
Israel, dice Jehová? he aquí que como el
barro en la mano del alfarero, así sois
vosotros en mi mano, oh casa de Israel"
(Jer. 18:6). El Apócrifa contiene una
descripción interesante del alfarero en su
trabajo de aquel tiempo: "Así el alfarero
sentado a su labor, gira con sus pies la
rueda siempre cuidadoso de lo que tiene
entre las manos, y llevando cuenta de todo
lo que labra. Con sus brazos amasa el barro;
y encorvándose sobre sus pies, con su
/fuerza lo hace manejable. Pondrá toda su
atención en vidriar perfectamente la obra, y
madrugará para limpiar el horno"
(Eclesiástico 38:32, 34). Vasijas manchadas.
El Dr. Trompson visitó una gran alfarería en
Jafa y observó al alfarero trabajar de la
manera que Isaías vio en su visita al
alfarero. El profeta de antigüedad notó una
cosa: "Y el vaso que él hacía de barro se
quebró en la mano del alfarero; y tomó e
hízolo otro vaso, según que el alfarero
pareció mejor hacerlo" (Jer. 18:4). El
misionero palestino dijo que tuvo que
esperar largo tiempo antes de que
aconteciera la misma cosa, pero finalmente
lo vio. Quizá algún defecto del barro, o
quizá porque no usó la suficiente cantidad,
el alfarero repentinamente aplastó la vasija
que había estado haciendo, e hizo un montón
de barro sin forma, luego principió
nuevamente proponiéndose hacer algo
diferente. Pablo se refiere a tal acción en
su epístola a los Romanos, "Dirá el vaso de
barro al que le labró: ¿Por qué me has hecho
tal? ¿O no tiene potestad el alfarero para
hacer de la misma masa un vaso para honra y
otro para vergüenza?" (Rom. 9:20, 21). Las
vasijas se cuecen. Cuando el alfarero ha
terminado su trabajo con las vasijas en la
rueda, las pone en un anaquel donde hay
hileras de otras vasijas guardadas de los
rayos del sol, luego las expone a los
vientos de todas direcciones. El horno donde
han sido cocido es un pozo no muy profundo,
hecho de piedra o ladrillo como de metro o
más de hondo y unos dos y medio de diámetro,
que tiene un pequeño horno de ladrillo en su
base. Las vasijas se acomodan sobre este
horno, en forma cónica, algunas veces hasta
una altura de cuatro metros. Se cubre luego
densamente con matorral para que se conserve
el calor y para que no tengan un repentino
enfriamiento. El fuego se mantiene hasta que
las vasijas se han endurecido
suficientemente. El profeta Nahum se refiere
a la preparación para hornada de las vasijas
cuando dice: "Fortifica el horno" (Nahum
3:14). A veces algunas vasijas resultan de
clase inferior por no haber sido horneadas
adecuadamente. Fragilidad de la alfarería.
La alfarería oriental es sin duda más
quebradiza, especialmente cuando los métodos
modernos del vidrio son desconocidos. Muchas
veces las jóvenes van a traer el agua la
fuente para la familia y han tenido que
volver al hogar sin ella porque bajaron
sobre el suelo su jarra muy repentinamente.
El escrito del libro Eclesiastés tenía esto
en mente cuando escribió "el cántaro se
quiebra junto a la fuente" (Ecel. 12:6).
Cuando solo un pequeño golpecito romperá las
vasijas, cuánto más una precipitación
intencional de una vasija de barro a la
tierra ocasionará completa ruina, y este es
el cuadro usado con frecuencia por los
escritores bíblicos del juicio divino sobre
los enemigos de Dios, o sobre su pueblo que
le desobedece: "Quebrantarlos has con vara
hierro; como a vaso de alfarero los
desmenuzarás" (Sal. 2:9) "Así ha dicho
Jehová de los ejércitos: Así quebrantaré a
este pueblo y a esta ciudad, como quien
quiebra un vaso de barro, que no puede más
restaurarse" (Jer. 19:11). Usos de
fragmentos de alfarería. Los pedazos dc las
vasijas rotas son usados en el mismo lugar
del alfarero, y de la misma manera en muchos
otros lugares del Oriente. Algunos de estos
pedazos que poseen tamaño y forma adecuados
son de uso práctico para los aldeanos.
Isaías nos dice de dos usos a que se
sujetan: "Y quebrarálo como se quiebra un
vaso de alfarero; que sin misericordia lo
hacen menuzos; tanto que entre los pedazos
no se halla tiesto para traer fuego del
hogar, o para coger agua de la poza" (Isa.
30:14). Por las tardes es muy común ver a
los niños venir a los hornos públicos con
pedazos de alfarería en sus manos, e irse
con una pequeña cantidad de carbones o
brazas en ellos, que el hornero ha puesto en
cada tiesto de los niños, para que los
hogares que ellos representan puedan
calentar su cena. Luego en el manantial,
pozo o cisterna, se dejan allí tiestos que
son de forma y tamaño correctos para usarlos
como cucharas para llenar los recipientes, o
como tasas para beber. En los antiguos
tiempos cuando el pergamino era tan costoso
para obtenerse, los aldeanos podían usar
fragmentos de alfarería sobre los cuales
escribían memorandums de transacciones
comerciales. Muchos de éstos han sido
excavados por arqueólogos, y han resultado
ser de gran valor al revelarnos la historia
pasada. Se les llama ostraca.
EL CARPINTERO
Carpinteros palestinos. Los carpinteros
orientales han ejercido su oficio en la
Tierra Santa hasta cierto punto en forma
invariable a través de los siglos. Turistas
que han visitado pueblos como Nazaretb o
Tiberias han encontrado que estos
trabajadores usan métodos primitivos. La
única innovación moderna que han aceptado es
tener una mesa de trabajo, en lugar de
sentarse en el suelo al lado de su tabla de
trabajo, como algunos hombres, empeñados en
los referidos oficios hacen aun en tiempos
modernos. En vez de trabajar en mesa, sin
embargo, se les ve hacer mucho de su trabajo
en el dintel de su puerta donde la luz es
mucho mejor. Esta ocupación no ha cambiado
mucho desde los días cuando dijeron del
joven Mesías, "¿N es éste el carpintero?"
(Marcos 6:3). Herramienta del carpintero.
Con unas cuantas excepciones, la herramienta
usada por un carpintero de los tiempos
bíblicos es la misma usada por los
carpinteros de la Palestina moderna. El
profeta Isaías nombra cuatro instrumentos
usados por los carpinteros de su tiempo. "El
carpintero tiende la regla, señala aquélla
con almagre, lábrala con los cepillos, dale
figura con el compás" (Isa. 44:13). La regla
era sin duda una línea de medir; el almagre
era un instrumento, para marcar, que tomaba
el lugar del lápiz; el cepillo, instrumento
para raspar, y el compás era usado para
hacer círculos, como lo es actualmente. Una
hacha se usaba en los tiempos antiguos para
dar forma a la madera, lo mismo que para
talar árboles. Por lo regular tenía cabeza
de fierro y se ajustaba al mango por medio
de correas, así era fácil que la cabeza se
zafara (cf. Deut. 19:5; 2 Reyes, 6:5). Las
excavaciones llevadas a cabo en la ciudad de
Gezer, revelaron que el pueblo de Palestina
en los tiempos bíblicos había desarrollado
los cuchillos de hoja de pedernal en
serruchos haciendo sus filos irregulares. Se
encontraron en ellas también bandas de metal
que habían estado en bastidores de madera.
Isaías menciona el uso de la sierra. "¿Se
ensoberbecerá la sierra contra el que la
mueve?" (Isa. 10:15). Jeremías se refiere al
uso de clavos y martillos: "Con clavos y
martillo lo afirman para que no se salga"
(Jer. 10:4). Los arqueólogos han encontrado
bronce y clavos de hierro en abundancia. Los
martillos por ellos inventados eran
fabricados de piedras en su mayoría. Así
Cristo debe haber usado el martillo y los
clavos en su taller de carpintería en
Nazareth. La Biblia menciona por dos veces
el uso de la lesna (Ex. 21:6; Deut. 15:17).
Estos instrumentos para agujerar, tales como
los encontrados en Gezer, usualmente estaban
montados en manijas de hueso. Los cinceles
allí encontrados estaban hechos de bronce o
de hierro. Cristo también debe haber usado
esta herramienta. Productos del carpintero.
Los productos de la inteligencia del
carpintero oriental, son varios. Muchos han
pensado dudando cuáles fabricaría Jesús como
carpintero. Hay una vieja tradición que ha
llegado hasta nosotros, afirmando que El
hacía arados y yugos. El yugo y la mayor
parte del arado, con la sola excepción de la
reja de hierro se construyen con madera,
siendo esta tarea de los carpinteros. Hubo
muchos agricultores entre los judíos, y así
los hay ahora entre los aldeanos. Debe haber
existido una gran demanda de yugos y arados.
Otros productos dcl carpintero incluyen
cerraduras y llaves de madera para las
casas, puertas, techos, mesas, ventanas,
sillas, banquillos y arcas de madera usadas
para almacenar. El trabajo ornamental del
carpintero incluía hacer el artesonado para
de la celosía para las ventanas y su arte
decorativa en las puertas de las casas. La
pericia del carpintero oriental. Debido a
que usan herramientas que para los
occidentales parecen muy rústicas y
primitivas, algunos han pensado que a estos
trabajadores les faltaba mucha capacidad,
pero no es así. De muchas maneras puede usar
su herramienta más sencilla en un modo que
manifiesta grande pericia. Mucha atención
personal se da al producto, y se
enorgullecen del resultado de su trabajo
manual.
C A Z A D O R E 5
Nimrod, el primer cazador de que nos
habla la Escritura. Se le llamó "un vigoroso
cazador delante de Jehová" (Gén. 10:9).
Ismael se dice que "habitó en el desierto, y
fue tirador de arco" (Gén. 21:20). "Esaú fue
diestro en la caza" (Deut. 25:27). Isaac
dijo a Esaú: "Toma, pues, ahora tus armas,
tu aljaba y tu arco, y ve al campo, y cógeme
caza" (Gén. 27:3). La caza era muy común en
Egipto, e Israel debe haberla practicado
cuando allí moraba, haberse practicado la
caza hasta cierto punto entre los israelitas
cuando hacían sus jornadas por el desierto
en la Península Sinaítica. Al entrar a
Canaán era necesario que Israel hiciera uso
de la caza de otra manera la ocupación de la
tierra se les hubiese dificultado aun mas.
El Señor les había dicho: "No los echará de
delante de ti en un año, porque no quede la
tierra desierta, y se aumenten contra ti las
bestias del campo" (Ex. 23:29). La ley de
Moisés estipulaba que podía cazarse para
proveerse de alimento. "Y cualquier de los
hijos de Israel, o de los extranjeros que
peregrinan entre ellos, que cogiere caza de
animal o de ave que sea de comer, derramará
su sangre y cubrirála con tierra" (Lev.
17:13). La caza para protección de las
ovejas. La caza se ha venido practicando en
Palestina al través de los años y es de
necesidad como medio para proteger el ganado
de las ovejas y las cabras. En tiempos
bíblicos entre los principales enemigos de
las ovejas, se encontraban el león, el oso,
el leopardo, cl lobo y la hiena. Las
actividades pastoriles a este respecto ya
han sido tratadas anteriormente. Animales
que se mataban para alimento. Entre los
animales de campo, los judíos cazaban
especialmente las diferentes clases de
venado para su alimento. Fue carne de venado
la que Isaac le pidió a Esaú que le trajese
(Gén. 27:3). La ley se refiere a la gacela y
el ciervo como el deseo de Israel en materia
de carne (Deut. 12:15). La mesa del comedor
del rey Salomón era servida con carne de
ciervo, gacelas y corzos (1 Reyes 4:23). Se
mataban aves para la comida. El completo
abastecimiento de codornices por Dios para
Israel en el desierto, es una demostración
de la popularidad de esa clase de carne
entre los cazadores antiguos. Los árabes en
la actualidad han atrapado grandes
cantidades de estas aves, y cuando se
consume la mayor parte de la carne, el resto
se guarda para usos futuros haciéndose
tasajo y poniéndose a secar al sol. Esto era
lo que Israel hizo con su abasto de carne de
codornices: "y las tendieron para sí a lo
largo en derredor del campo" (Núm. 11:32).
También las palomas y pichones era un
alimento popular entre los israelitas.
Muchas de estas aves eran domesticadas, pero
también las palomas silvestres eran buscadas
para alimento, así como para los
sacrificios. La Biblia habla de que hacían
sus nidos en las ventanas y agujeros de las
rocas. "Paloma mía, que estás en los
agujeros de la peña" (Cant. 2:14). Métodos
usados por los cazadores. En tiempos
modernos el uso del fusil está acabando con
la costumbre de cazar con armas más
primitivas en las tierras bíblicas. Pero la
Escritura nos presenta un cuadro claro de
aquellos métodos que por años se han
practicado. Se usaban también los hoyos para
los animales grandes. Los hoyos la tierra se
cubrían con una capa delgada de hierbas para
ocultarlos, y algunas veces se erigían
cercas a los lados del camino que conducía
al foso para embotellar al animal y
obligarlo a caer adentro, el profeta
Ezequiel habla de este método de cazar un
león: "E hizo subir uno de sus cachorros:
vino a ser leoncillo, y aprendió a prender
presa, y a devorar hombres. Y las gentes
oyeron de él; fue tomado con el lazo (en el
hoyo) de ellas" (Ezeq. 19:3, 4). Animales
como el toro salvaje o sea el antílope,
algunas veces eran aprisionados usando una
red. Isaías menciona este método "Como buey
montaraz (antílope) en la red" (Isa. 51:20).
La que usaban los hebreos era de dos clases.
Una era larga y tenía sogas y se soportaba
sobre palos en forma de horquilla, y eran de
diferentes tamaños de acuerdo con lo
disparejo del terreno que cubría la red. El
otro tipo de red era más pequeña y era usada
para coger animales atrapados en cañones.
Cuando la trampa o red no se usaba, entonces
el cazador hacía uso de uno de los métodos
siguientes: la flecha, la honda, la lanza o
el dardo. A todos estos se refiere el
pasasaje dcl Señor al patriarca Job: "Saeta,
no le hace huir; las piedras se tornan
aristas; tiene toda arma por hojarascas, y
del blandir de la pica se burla" (Job 41:28,
29). En la captura de aves el lazo se usa a
menudo. David era entendido con las trampas
para pájaros, porque él comparó su escapada
de sus enemigos, a la escapatoria de un
pájaro de la trampa: "Nuestra alma escapó
cual ave del lazo de los cazadores: quebrose
el lazo, y escapamos nosotros" (Sal. 124:7).
Esta trampa para pájaros consistía de dos
partes y al colocarla, se extendía sobre la
tierra, aseguraba ligeramente por medio de
un palito. Cuando el pájaro toca ese palito,
las partes se elevan y encierran el ave en
la red. Escondrijos para animales salvajes.
Palestina y Siria tienen escondrijos para
animales salvajes y para aves. Las bestias
feroces han vivido en las partes abruptas de
la cordillera del Líbano al norte dc la
Tierra Santa por años, pero era más bien el
lugar de donde salían los animales para
Siria que para la mayor parte de Palestina.
Los pantanos localizados inmediatamente al
norte de la laguna Merón han sido por siglos
el lugar de caza para las aves acuáticas, y
los juncos dc los pantanos proveen cubiles
para algunos animales, especialmente para el
búfalo. Cuando Herodes el Grande era joven,
venía a este lugar para cazar. Ahora los
judíos están ocupados desecando la mayoría
de estos pantanos para usarlos como tierras
de agricultura. El principal escondrijo para
los animales monteses que molestan a los
ciudadanos de Palestina, y especialmente a
Judea y a Samaria, es cl Zor, del Valle del
Jordán. Este valle se encuentra entre cl Mar
de Galilea y el Mar Muerto y es llamado por
los árabes, el Ghor, i.e., "La Grieta".
Dentro del Ghor se encuentra un angosto y
profundo valle llamado el Zor, por en medio
del cual pasa el río. En una gran parte del
Zor hay una jungla de plantas tropicales,
arbustos y árboles. Es así un escondrijo
para toda clase de animales salvajes.
Durante la parte del año en que el río se
desborda, las fieras salen de sus guaridas,
pero retornan a ellas cuando el río vuelve a
su curso. La mayoría de los animales
salvajes que han incursionado en las partes
habitadas de Palestina a través de su
historia, han venido siempre de estos
cubiles en el valle del Jordán. Por eso dice
Jeremías: "He aquí que como león subirá de
la hinchazón del Jordán contra la bella y
robusta" (Jer. 49:19). La escena de la
tentación de Jesús fue sin duda el desierto
de Judea. Marcos nos dice de Jesús: "y
estuvo allí en el desierto. . . y estaba con
las fieras" (Marc. 1:13). Es muy probable
que la mayor parte de estos animales habían
salido del Zor que estaba cercano.
PESCADORES
Lugares para la pesca. En Palestina los
principales lugares para la pesca han sido a
lo largo de la costa del Mediterráneo, y en
el Mar dc Galilea, con algo de ella en los
arroyos de agua dulce. Los israelitas en el
desierto decían: "Nos acordamos del pescado
que comíamos en Egipto" (Núm. 11:5). Nos
interesa más la pesca en Galilea por causa
de los incidentes del Evangelio conectados
con el Señor Jesús y sus discípulos, que
eran pescadores. Los judíos acometieron un
gran negocio de pescadería en las aguas del
Mar de Galilea en los días de Jesús. Hace
unos cuantos años el Sr. A. C. Haddad, un
nativo de Siria y residente en Palestina en
este siglo, contó sesenta hombres, todos
árabes, que se ganan la vida como lo hizo el
apóstol Pedro, pescando en el Mar de
Galilea. Sus métodos de trabajo muy
similares a los usados por los discípulos de
Jesús. Tales métodos desaparecerán pronto en
esta región, ya que el nuevo Estado de
Israel controla este mar, y están
sustituyendo sus antiguos equipos con otros
occidentales más modernos.
El nuevo gobierno ha subsidiado la
industria pesquera en Galilea. Pesca con
caña. No se piensa que haya sido probable
que los discípulos en Galilea usaran este
método para pescar muy extensamente. Que en
ocasiones era usado, podemos afirmarlo por
el relato del pez que Pedro extrajo de las
aguas y en cuya boca encontró moneda para
pagar el tributo (Mat. 17:27). Isaías habla
respecto de esto relacionado con la pesca en
los ríos, y dice: "Los pescadores también se
entristecerán; y harán duelo todos los que
echan anzuelo en el río" (Isa. 19:8).
También el profeta Amós se refiere a esta
clase de pesca cuando dice: "He aquí, vienen
días sobre vosotros que os llevará en
anzuelos, y a vuestros descendientes en
barquillos de pescador" (Amós 4:2). La
excavación practicada en las trincheras de
Gezer sacó a un anzuelo viejo, indicando con
ello el uso antiguo del método de pescar con
caña. Arponeo del pescado. El libro de Job
se refiere a este método de pescar:
"¿Cortarás con tu cuchillo su cuero, o con
asta de pescadores su cabeza?" Job 11:7).
Que el mismo método se usó en Egipto, prueba
por las inscripciones que retratan a los
egipcios usando arpones. La atarraya, o red
de mano. Dos de los discípulos estaban muy
ocupados cuando Cristo los llamó para que
fuesen pescadores de hombres. "Y pasando
junto a la mar de Galilea, vio a Simón, y a
Andrés su hermano, que echaban la red en la
mar; porque eran pescadores. Y les dijo
Jesús: Venid en pos de mí y haré que seréis
pescadores de hombres" (Marc. 1:16, 17).
Esta clase de red es de forma circular y
como de cinco metros de diámetro con buenas
mallas. En toda la orilla tiene plomos que
sirven para hundirla. Un pedazo de cordel
largo se asegura en el centro de la red.
Este cordel se sostiene con la mano
izquierda, y la red se recoge con la mano
derecha, se arroja a las aguas con un vuelo
ancho dado con el brazo, y sobre aguas poco
profundas cerca de la ribera, dondequiera
que observe una mancha de peces. El centro
de la red es luego jalado por el cordel, y
cl pescador puede entrar en el agua para
recoger la pesca. Red barredera, o
dragadora. Jesús usó esta clase de pesca o
base para una de sus parábolas. "Asimismo el
reino de los cielos es semejante a la red,
que echada en la mar, coge toda clase de
peces; la cual estando llena, la sacaron a
la orilla; y sentados, cogieron lo bueno en
vasos, y lo malo echaron fuera" (Mat. 13:47,
48). La red es grande algunas veces de unos
cien metros de largo y unos dos y medio de
ancho. Los cordeles se ponen en los extremos
de la red.
Se le ponen corchos a lo largo de uno de
los lados para mantenerla flotando mientras
que el otro lado tiene pedazos de plomo con
objeto de hundirla. Algunas veces la red se
echa entre dos barcos en el mar, siendo
estirada en medio de ellos. Los barcos son
puestos de tal manera que encierren un
espacio circular y cuando los barcos se
encuentran, entonces la red es llevada
dentro de los barcos, hallándose cada vez
más pequeño el circulo. El cordel del centro
se más de prisa que el de arriba y así los
peces son cercados como en un saco, y luego
metidos en los barcos. Algunas veces se
coloca la red de tal manera que puede
sacarse desde tierra. Entonces uno de los
extremos se lleva tan lejos como es posible,
por un barco en dirección mar adentro.
Entonces el barco vuelve con el extremo de
red trayéndolo en derredor y con un giro
hacia el lugar en que principió, donde los
hombres usan el mismo método de jalar las
redes y traer el pescado a tierra. Otra vez
dos barcos extienden la red entre ellos a
cierta distancia de la playa, forzando a los
peces a entrar a ella. No debe haber
obstrucciones rocosas para que este método
dé buen resultado. Esta manera de pescar
ilustra el valor del esfuerzo cooperativo.
Varios hombres trabajan juntos. Algunos
remando, otros jalando las cuerdas con gran
fuerza, y otros arrojando piedras, o de otro
modo tratando de hacer que los peces no se
salgan, asustándolos. Cuando se acercan a la
playa se sostienen los cantos de la red y se
jala a tierra y los peces son recogidos.
Después de coger el pescado se divide en las
distintas clases, como se indica en la
parábola de Jesús. ¡Qué lección tan
ilustrativa sobre el trabajo cooperativo de
salvar almas! Pesca de noche. Los pescadores
galileos a menudo van de pesca por las
noches. Alumbran su camino con una antorcha
encendida, y al ver el pez arrojan su arpón,
o arrojan su red a la mar. Algunas noches
trabajan toda la noche sin pescar nada, como
fue el caso de Simón Pedro y sus compañeros.
"Maestro, habiendo trabajado toda la noche,
nada hemos tomado" (Luc. 5:5).
Localización de manchas de peces. Un
pescador Galileo fue observado una vez
usando una red de mano mientras se
introducía en las aguas del mar. Arrojó su
red varias veces y la sacaba vacía. Pero
luego su compañero que se quedó en la playa
le gritó que arrojara la red hacia la
izquierda, y cuando lo hizo, sacó su red con
peces. En ocasiones, las manchas de peces se
ven mejor por los que están en la playa,
mientras quedan escondidas de los pescadores
en el agua. Esto aconteció con Jesús y sus
discípulos como nos lo relata Juan: "Y
venida la mañana, Jesús se puso a la ribera:
mas los discípulos no entendieron que era
Jesús'. Y díjoles: Mozos ¿tenéis algo de
comer? Respondiéronle: No. Y él les dice:
Echad la red a la derecha del barco, y
hallaréis. Entonces la echaron y no la
podían en ninguna manera sacar, por la
multitud de los peces" (Jn. 21:4.6). Esta
habilidad para ver desde la playa lo que los
pescadores en un bote no pueden ver, no
quita que un milagro fue hecho con los
discípulos. Fue el poder de Jesús que
aseguró ese gran número de peces al lugar
preciso, donde los discípulos podrían
cogerlos con sus redes.
ALBAÑILES
Siempre ha habido gran demanda por
albañiles expertos en tierras bíblicas a
través dc los años. La construcción de
paredes, casas y para los bancales por lo
regular requieren piedra y ladrillo. Este
asunto es de interés para el que estudia la
Biblia por causa las numerosas referencias
ilustrativas contenidas en ella. Cimentación
y piedras de esquina. Al edificar los
cimientos de una construcción es muy
importante cavar la tierra hasta encontrar
la roca; de otra manera el encogimiento y la
expansión debido a calores del verano y a
las lluvias invernales, dañarán la
construcción, Jesús habla de un buen albañil
quien "cavó y ahondó y puso el fundamento
sobre la peña" (Luc. 6:48). Se cavan
profundamente unas trincheras llenándolas
con piedra y cal, dejándolas luego fraguar a
voluntad. Estando todo esto bajo la
superficie del terreno se hace invisible
después, y de allí que se considere falta de
cortesía que un hombre construya sobre los
cimientos de otro, como menciona Pablo en
Roma. 15:20. La piedra de esquina es otra
parte importante del trabajo del albañil de
que hablan las Escrituras. Cuando se pone la
primera capa de piedras rectangulares sobre
la cimentación, se a se selecciona una
piedra ancha y cuadrada para cada esquina
donde se unen las paredes.
Una piedra cuadrada más delgada se pone
por lo regular en cada esquina de la parte
superior de las hileras de piedras donde
descansarán las vigas del techo. Al labrar
las rectangulares que forman el volumen
mayor de las paredes, es fácil que el
albañil pase por alto la piedra apropiada
para esquinero, y no la note a causa de su
forma indeseable. Así el salmista "La piedra
que desecharon los edificadores, ha venido a
ser cabeza del ángulo" (Sal. 118:22). Equipo
de albañil. La plomada se compone de un
pequeño cono de plomo invertido que se
asegura por una cuerda a una pieza
cilíndrica de madera hecha del mismo
diámetro. El albañil aplica la pieza de
madera a la piedra recién fijada, y el plomo
suspendido debe muy apenas tocar la pared.
Para que permanezca toda la pared, debe
pasar la prueba de la plomada. El profeta
Amós comparó la prueba de Israel por el
Señor con el uso de la plomada de albañil.
"He aquí, y opongo plomada de albañil en
medio de mi pueblo Israel" (Amós 7:8). El
profeta Ezequiel describe a un hombre usando
una caña de medir (Ezeq. 40:3).
Esta fue usada por el albañil al poner
los cimientos y construir las paredes. Es
una caña recta como de seis metros de largo,
y se usa para medir espacios entre paredes,
y especialmente entre ventanas y puertas.
Algunas veces se usa una caña más corta. Los
profetas dijeron de parte del Señor: "Y
extenderé sobre Jerusalén el cordel de
Samaria" (2 Reyes 21:13) Evidentemente éste
era un cordel nivelador que se tendía desde
las piedras hasta cada término de la pared
que era construida. Se usaba en unión de la
plomada. TRABAJADORES EN METAL Un estudio
del trabajo con metales debería principiarse
con "Tubal Cain, acicalador de toda obra de
metal y de hierro" (Gén. 4:22). Los
orientales que vivieron hace tres o cuatro
mil años estaban muy avanzados en las artes
mecánicas. Alguna obra de estos peritos
obreros antiguos, como se ha sacado a luz
por los arqueólogos es superior a
cualesquiera cosa que se haya producido
basta hoy. Herreros.
En días del rey Saúl los filisteos
pusieron en vigor una prohibición contra los
herreros hebreos. "Y en toda la tierra de
Israel no se hallaba herrero: porque los
Filisteos habían dicho: Para que los hebreos
no hagan espada o lanza" (1 Sam. 13:19). Los
filisteos requerían de los hebreos que
trajesen sus rejas y sus azadones a la
región de Ramla para afilarlos, y este
distrito, en el valle de Ajalón, se
distinguió muchos años después como el Valle
de los Forjadores. Pero los herreros judíos
estaban muy activos en tiempos de Isaías
porque él dijo: "El herrero tomará la
tenaza, obrará en las ascuas, darále forma
con los martillos" (Isa. 44:12) Isaías
también se refiere al yunque del herrero
(Isa. 41:7), y Jeremías hace mención de los
fuelles (Jer. 6:29). El tipo primitivo de
yunque que se ha usado por siglos es
simplemente un cubo de hierro que se ha
insertado en una sección de tronco de
encino. El viejo tipo de fuelles que es
accionado con la mano, está hecho de piel,
ya sea de cabra o de vaca dejándole el pelo.
Caldereros. Moisés describe la tierra de
Canaán como "tierra que sus piedras son
hierro, y de sus montes cortarás meta"
(Deut. 8:9). A lo largo del Wadi Araba, que
llega hasta el Golfo de Akaba, han sido
descubiertos depósitos de hierro y cobre.
Se excavaron en Tel el Kheleifeh, que es
el sitio de la antigua Ezión Geber, la
ciudad puerto del rey Salomón, ha revelado
que las refinerías de cobre y de hierro de
Salomón allí habían sido establecidas. Los
edificadores de las fundiciones en
Ezión-Geber alineaban sus hornos hacia el
aire que prevalecía, que procedía del
noroeste, aire que continuamente soplaba al
través de los hoyos, mantenía el fuego en
los hornos constantemente ardiendo. Así es
que en aquellos días se empleaba el mismo
principio esencialmente como el de los
hornos de aire de Béssemer en los tiempos
modernos. El rey Salomón debe haber
mantenido un magnífico negocio de cobre.
Dice la Escritura: "Y todos los vasos que
Hiram hizo al rey Salomón, para la casa de
Jehová, de metal acicalado (i.e. cobre
bruñido)" (1 Reyes 7:45). Plateros y
orfebreros. Nehemías menciona la presencia
de estos orfebres (Neh. 3:8, Bover), y el
más famoso ejemplo de plateros era Demetrio,
cuyo negocio fue amenazado por el trabajo
evangélico del apóstol Pablo (Hech. 19:24).
El apóstol Pedro usó el trabajo de un
orfebre como una ilustración de la prueba de
la fe cristiana. "Para que la prueba de
vuestra fe, mucho más preciosa que el oro,
el cual perece. . . sea hallada en alabanza,
gloria y honra" (1 Ped. 1:7). El apóstol
describe a los antiguos orfebres que ponen
su oro imperfecto en un crisol para
fundirlo. Cuando todas las impurezas salen a
la superficie, el oro es desnatado. Cuando
el trabajador puede ver su cara reflejada
claramente en la superficie del líquido
fundido, lo saca del fuego, sabiendo que
ahora ha quedado solamente el oro puro.
CURTIDORES Y TINTOREROS
El negocie de la tenería. Este ha sido
siempre un negocio importante en las tierras
bíblicas. Pedro posaba en casa de Simón
curtidor, cuando estaba en Jope (Hech.
9:43). En años recientes algunas tenerías
importantes han sido instaladas en Hebrón y
en Jafa. Las pieles de ovejas se usan
algunas veces para fabricar calzado de piel,
aunque la piel de cabra es considerada
generalmente como superior a la de oveja.
Las pieles de cabra se usan para hacer
recipientes para llevar agua y otros
líquidos. Excepto el cuello, las pieles de
cabra son removidas enteras. Los agujeros
donde estaban las piernas y la cola son
cosidos, y la parte donde estaba el cuello
viene a ser la boca de la botella. Cuando se
tienden en hileras para que el sol las
seque, las pieles de cabra parecen puercos
sin cabeza ni piernas. Las pieles de oveja
son preparadas de la misma manera que las de
cabra, y suavizadas; luego son teñidas en
color rojo o amarillo, para manufactura de
calzado. Arte oriental de teñir. Los
orientales disponen de algunos tintes muy
finos. Su color favorito es carmín
brillante, y la tintura que usan para
producir este color viene de un gusano o
gorgojo que se alimenta en los encinos y
otras plantas. El color índigo se hace de la
corteza de las granadas, el púrpura se hace
de los mariscos múrice que aún pueden
encontrarse en las playas de la ciudad de
Acre. Lucas dice de Lidia "que vendía
púrpura en la ciudad de Tiatira" Hech.
16:14). Ella era una comerciante que vendía
su tintura púrpura a curtidores, tejedores y
otros. El negocio de la tintura con cl que
ella estaba ocupada, habíase de mucho tiempo
atrás centralizado en Tiatira. Se han
descubierto inscripciones que se refieren a
"un gremio de tintoreros" que vivían en la
región.
CONSTRUCTORES DE TIENDAS
Por causa dcl mucho uso de las tiendas
por el pueblo hebreo, había grande demanda
de constructores de tiendas. Además de
tienda ordinaria usada como morada, muchas
tiendas portátiles se hicieron para cl uso
de los viajeros. En tiempos del Nuevo
Testamento era costumbre enseñar a cada
joven judío algún oficio. Como Jesús fue
carpintero, así Pablo era constructor de
tiendas. Pablo ejerció su oficio cli
compañía de Aquila en Corinto (Hech,
18:1-3). El pelo hirsuto de las cabras se
usaba para fabricar estas tiendas. Pablo
aprendió a cortar rectamente la tela, así
como seguía en línea recta la interpretación
de la Palabra de Dios (cf. 2 Tim. 2:15). El
doctor Edersheim dice: En Alejandría los que
tenían diferentes oficios comercios se
sentaban en la sinagoga arreglados en
gremios, y Pablo no tendría dificultad en
encontrarse en el bazar con su giro, con un
Aquila y Priscila que eran de su misma
profesión con quienes alojarse".
COMERCIANTES
El lugar del comerciante en los negocios.
En la villa o ciudad oriental, el mercado es
un lugar para cualquier clase de negocio. No
siempre se encontrará en el mismo lugar.
Puede estar cerca de las puertas de la
ciudad, o puede estar en las calles del
pueblo. En nos distritos el mercado no
siempre está en operación, pero está abierto
para el negocio siempre que haya algo que
vender. El arribo al pueblo de una caravana
de camellos puede ser una gran ocasión para
alistar el mercado y la venta de alimentos,
especialmente el "grano bendito". Se venden
también muchas mercancías en el bazar
oriental. Este es generalmente una arcada
cubierta en la que hay hileras de tiendas a
cada lado, y aquellas personas de igual giro
a menudo tienen sus tiendas juntas, tales
como los que venden telas, abarrotes,
artículos y utensilios de hojalata,
mercancías de piel, dulces, etc. Jeremías
habla de la calle de las panaderías (Jer.
37:21). Compra y venta oriental. Esto es muy
diferente de comprar y vender en el
occidente. Ningún precio fijo se establece
sobre lo que se vende. Ordinariamente el
comprador pierde de unos cuantos minutos a
una hora o mas para hacer su compra. El
comerciante principia pidiendo un alto
precio y cl comprador ofrece un precio bajo
Entonces el regateo seguirá con toda
seriedad. Para el extranjero este proceso
del regateo es tedioso sin duda alguna, pero
a los verdaderos orientales les gusta
grandemente. Entre ellos el regateo los
precios, y la controversia y el argumento y
la excitación usualmente los acalora. Cuando
se concierta la venta, el comprador se va
proclamando su espléndido ajuste de precio,
y será grandemente admirado por el vendedor.
El libro de los Proverbios retrata a tal
comprador: "El que compra dice: Malo es,
malo es; mas en apartándose, se alaba"
(Prov. 20:14). Pago de mercancías. El pago
no se hace siempre con dinero efectivo por
la mercancía comprada. El intercambio de
mercancía usualmente toma el lugar del
dinero, efectuándose el cambio segunda clase
de mercancía. En los tiempos primitivos del
Antiguo Testamento la entrega de dinero
tomaba la forma de metales preciosos dados
al vendedor mediante el peso de ellos. Así
"Abraham se convino con Fphrón, y pesó
Abraham a Ephrón el dinero que oyéndolo los
hijos de Heth" (Gén. 23:16). Este fue el
precio de compra de la Cueva de Macpela. En
lo concerniente al dinero en sacos de los
hermanos de José, la Escritura dice: "El
dinero de de uno estaba en la boca de su
costal, nuestro dinero en su justo peso"
(Gén. 43:21). Las primeras monedas
aparecieron hasta 700 años antes de Cristo.
El Nuevo Testamento se refiere a la
acuñación durante el Imperio Romano cuyas
monedas estaban en uso en aquellos días para
transacciones comerciales. Pero el
comerciante oriental no siempre recibe el
dinero de contado. La deuda es común entre
muchos. Algunas veces el labriego siembra
semilla que ha conseguido prestada, tierra
prestada, usando herramienta prestada, y aun
vive en una casa prestada. La parábola de
Jesús acerca del mayordomo injusto, se
refiere a los hombres que debían a su señor
varias cantidades tales como "cien barriles
de aceite y "cien coros de trigo" (Luc.
16:5-7). Métodos orientales de medir el
grano. Al vender grano en las tierras
bíblicas la costumbre es que cada medida
debe estar rebosante. De la misma manera
tales líquidos como aceite y leche deben
rebosar un poco para caer a la vasija del
comprador. La medida de áridos (unos 35
litros) se usaba para medir el grano. Cuando
ésta se llenaba, el grano se aplastaba y
luego se sacudía dos o tres veces de lado
para que se acomodara el grano. El que mide
el grano aun pone un poco más encima, y
repite el sacudimiento hasta que la medida
está perfectamente llena hasta el borde.
Entonces aprieta suavemente el grano
haciendo un hueco pequeño encima y añade
luego otros puñados de grano formando un
cono en la superficie, hace el cono hasta
que no se puede añadir más, algo de él
derramándose. Enseguida este grano se vacía
en el recipiente del comprador. Tal es el
modo oriental de medir. Jesús dijo: "Dad, y
se os dará: medida buena, apretada y
remecida, y rebosando darán en vuestro seno.
Porque con la misma medida que midiereis, os
será vuelto a medir" (Luc. 6:38). La palabra
traducida "seno" debería ser "regazo" porque
no es en el seno, sino en la falda de su
vestido donde hay amplio lugar, y allí el
oriental transporta el grano, de la manera
que una mujer entre nosotros lleva cosas en
su mandil.
BANQUEROS Y CAMBISTAS
Cambistas.
Aunque la sección moderna de Jerusalén
tiene sus Bancos de tipo occidental con
capitales hasta de millones de dólares, la
vieja sección de la ciudad siempre ha tenido
sus cambistas. Estos hombres cambian el
dinero al pueblo de un tipo corriente a
otro, y también proveen cambio en la misma
moneda. El cambista se sienta a un lado en
una calle angosta y tras una mesa con
cubierta de vidrio, bajo la que expone sus
monedas. Cobra un diez por ciento en sus
transacciones. Esta profesión se hace
necesaria en vista de la gran variedad de
monedas en Palestina y en Siria, y también a
causa de tanto turista de todas partes del
mundo. En los días de Jesús los cambistas se
sentaban en el espacioso Patio de los
Gentiles, o en uno de los pórticos
adyacentes al de Jerusalén, y allí hacían
sus transacciones. Cuando se hizo el censo
de la nación judía, se prescribió por la ley
de Moisés que cada varón israelita que
tuviese veinte años o más, pagaría a
tesorería del templo como ofrenda al Señor,
medio siclo, y el cambista proporcionaba el
dinero correcto a las multitudes que venían
Jerusalén para las fiestas. El Talmud judío
dice que un tipo de doce por ciento se
cobraba por los cambistas en cada
transacción. Aparte del medio siclo que
necesitaban para el tributo, los cambistas
proporcionaban la cantidad correcta de
monedas que necesitaban para la compra de
animales o palomas que se requerían para los
sacrificios en el templo. Se ha calculado
que estos cambistas sacaban una ganancia de
entre cuarenta y cuarenta y cinco mil
dólares, el negocio de cambista era
considerado como lícito, aun cuando había
algunas prácticas faltas de escrúpulos en
conexión con ello. Pero Jesús condenó a
estos hombres más bien por escoger los
pórticos del templo para su negocio, a donde
los hombres debían llegar en espíritu de
verdadera oración y adoración.
Banqueros.
Los préstamos de dinero entre los nativos
con todo tipo de rédito se practican en
Palestina en los tiempos modernos. Dos
referencias de Jesús indican que esto se
practicaba en sus tiempos "Por tanto te
convenía dar mi dinero a los banqueros, y
viniendo yo, hubiera recibido lo que es mío
con usura (interés)" (25:27). "¿Por qué,
pues, no diste mi dinero al banco, y yo
viniendo lo demandara con el logro?" (Luc.
19:23). La palabra griega para banco, quiere
decir "mesa" o "banca" a través de la cual
el dinero era pagado y recibido. Los
fenicios inventaron el sistema de préstamos
de dinero, y estaba en todo su apogeo en
varias provincias del Imperio Romano en los
tiempos de Cristo. La ley de Moisés no
permitía a los israelitas prestarse a otro
con interés (Deut. 23:19, etc.). Pero les
permitía a cobrar interés sobre préstamos
hechos a los gentiles (Deut. 23:20). Jesús
aquí no condenó el cambio a interés de un
banco, porque la palabra traducida "usura"
debería ser traducida "interés"
COLECTORES DE LOS TRIBUTOS
Colectas bajo el gobierno turco. En los
días cuando el gobierno turco controló a
Palestina, estuvo en vigor un sistema que
arrendaba el derecho de cobrar los impuestos
sobre importación y exportación, el comercio
interior, y diezmos sobre la agricultura
para el gobierno. Una compañía le
garantizaba al gobierno una cierta cantidad
de dinero por contribuciones; y luego,
teniendo cl monopolio dc la cobranza,
cobraba al público lo suficiente para
asegurarse a su vez una buena ganancia en la
transacción. Se creaba así mucha opresión e
injusticia con tal sistema, pero se
continuaba por tanto tiempo que el pueblo al
final lo aceptaba como un mal necesario.
Colectas bajo el gobierno romano. Un sistema
parecido al turco, estuvo en operación en el
Imperio Romano en tiempos del Nuevo
Testamento. El oficio de publicano, o
colector, era en sí mismo bastante lícito,
pues era necesario imponer contribuciones dc
parte dcl gobierno y era importante
colectarlas. Pero había resentimiento de
parte de los judíos en contra del pago de
contribuciones al gobierno gentil. Este
resentimiento se acrecentaba más porque
entre estos colectores había mucho robo y
opresión, como los culpó Juan cl Bautista:
"Y vinieron también publicanos para ser
bautizados, y le dijeron: Maestro, ¿qué
haremos?, y él les dijo: No exijáis más de
lo que os está ordenado" (Luc. 3:12, 13).
Por causa de esta situación los publicanos
fueron considerados como notorios pecadores
entre los judíos. Tal expresión como: "los
publcanos y las rameras" y "publicanos y
pecadores" eran de uso común entre ellos
(Mat. 9:11; 21:31). Porque Jesús buscaba
hacerse amigo y ayudar a los hombres más
bajos, ciertas gentes de su tiempo le dieron
el título de "'amigo de publicanos y de
pecadores" (Mat. 11:19). Mateo era un
publicano que tenía su oficina de impuestos
cerca de Capernáum sobre cl camino de
Damasco a Acre, donde podía examinar la
mercancía de los viajeros a lo largo de este
camino real, y cobrar las consabidas
contribuciones. Teniendo este oficio el
tenía la necesidad de violar las
observancias del sábado fariseo y la ira de
ellos estaba sobre él. Pero Jesús llamó a
Mateo para que le siguiera. "Y vio a un
publicano llamado Leví, sentado al banco de
los públicos tributos, y le dijo: Sígueme"
(Luc. 5:27). Zaqueo no era colector
ordinario, sino más bien una persona que
derivaba comisiones de lo que colectaba, el
cual estaba sobre un distrito entero, y
tenía colectores bajo su jurisdicción. Su
conversión fue tan completa que convino en
"si en algo he defraudado a alguno, lo
devuelvo con el cuatro tanto" (Luc. 19:8).
MEDICOS
Doctores entre los orientales de hoy. Los
orientales tienen dos nombres para los que
se dedican a curar. Le llaman el "hombre
sabio" también lo denominan con la palabra
"santo". El primer título indica la
inteligencia que ellos piensan le es
necesaria; y el segundo muestra su creencia
de que un hombre santo tiene poder de Dios
para sanarnos. A menudo llaman a los
doctores uno tras otro, lo que nos recuerda
de la pobre mujer quien "había sufrido mucho
de muchos médicos" (Marc. 5:26), antes de
ser curada por Jesús. Las enfermedades más
comunes que sufre el pueblo oriental
incluyen infecciones oculares, enfermedades
de la piel, tisis, y fiebres maláricas y de
tifoidea. Los orientales tienen un proverbio
que enfatiza la importancia que dan a la fe:
"Tened fe aun cuando sea en una piedra, y os
recobraréis". Ellos tienen la grande
convicción que aun cuando lo creen una
obligación usar los medios a su alcance, el
poder real para curar, es divino. Doctores
en tiempos del Antiguo Testamento. Doctores
ha habido desde los más antiguos tiempos
bíblicos. El Código de Hamurabí, bajo el
cual creció Abrahán cuando era joven en
Babilonia, especifica que un cirujano que
debía operar el ojo de un hombre usando un
bisturí de cobre, y si el hombre operado
perdía el ojo a causa de la mala operación,
entonces el ojo del doctor sería sacado con
un bisturí de cobre. Job habla de "médicos
nulos" (Job. 13:4), cuando se refería a sus
amigos que pretendían consolarle.
La ley de Moisés contenía una ordenanza
que prevenía que un hombre herido en riña
debía ser retribuido de su tiempo perdido
por quien resultara responsable de sus
heridas, y añade "Y hará que le curen" (Ex.
21:19). La circuncisión era una operación de
cirujano. El escritor sagrado dice que el
rey Asa puso su confianza en los médicos en
lugar de ponerla en Dios, cuando él dice: "y
el año treinta y nueve de su reinado enfermó
el rey Asa de los pies para arriba, y en su
enfermedad no buscó a Jehová, sino a los
médicos.
Y durmió Asa con sus padres" (2 Cron.
16:12, 13). Los doctores del Nuevo
Testamento. En tiempos del Nuevo Testamento
había muchos médicos, entre ellos, sin duda,
muchos que no valían ni el nombre. En lo que
concierne a la pobre mujer que había ido a
muchos médicos, Marcos nos dice: "Y nada
había aprovechado, antes le iba peor" (Marc.
5:26), indicando que los médicos le habían
hecho mal en vez de ayudarle. Pero había
médicos cuya práctica era sincera, y Lucas
era un ejemplo notable.
En su Epístola a los Colosenses Pablo le
llama: "Lucas, el médico amado" (Col. 4:14).
En las ruinas de la ciudad de Pompeya se
encontró un equipo médico tan bueno como los
mejores que usan las eminencias médicas
actualmente. La Biblia reconoce la
existencia de los médicos, pero no los
coloca en un lugar prominente. El depender
de Dios para sanar las enfermedades se
enfatiza tanto en el Antiguo como en el
Nuevo Testamento.
|